Lo que importa a la gente

Según la última encuesta del CIS casi la mitad de las personas encuestadas manifiestan estar personalmente afectadas por el paro, y más de la cuarta parte (es decir, una de cada cuatro personas), por problemas de índole económica...Solo cabe concluir que el optimismo oficial imperante sobre esa supuesta recuperación económica, se compadece mal con los problemas y preocupaciones reales de la gente. Por lo que se ve, la perspectiva desde los despachos de los Consejos de Dirección en Ministerios, Consejerías y otros organismos gubernamentales parece ser muy diferente de la realidad cotidiana de los ciudadanos.Tal vez algunos no deberían olvidar la advertencia que en La rebelión de las masas, José Ortega y Gassett formulara ya en 1929: «Toda realidad ignorada, prepara su venganza».

Así concluye este interesante análisis de nuestro colaborador RODRIGO GUTIÉRREZ que publicamos a continuación:

FOTOS FIJAS, TENDENCIAS, ANTICIPOS DEL FUTURO, GRUESOS ERRORES, ACCIÓN PSICOLÓGICA Y PROPAGANDA

En un texto publicado en 2010 (El problema ambiental y la inteligencia humana) recordaba Noam Chomsky que «las actitudes sociales son un poco difíciles de juzgar. Hay muchas encuestas con diversos resultados, dependiendo básicamente de la interpretación que se les dé a las preguntas y a las respuestas».

Desde hace más de cincuenta años, las llamadas ciencias sociales han venido utilizando diversas herramientas y elementos empíricos para analizar y entender mejor la realidad, es decir, el desarrollo y evolución de los fenómenos sociales, políticos y económicos. Los sondeos y las encuestas de opinión pública están entre los más destacados.

Las encuestas realizadas con rigor profesional pueden proporcionar una buena imagen, una 'foto fija' en un determinado momento del estado de la opinión pública. La misma medición, llevada a cabo sistemáticamente de forma periódica, puede poner de manifiesto una determinada tendencia. En ocasiones se han utilizado como un sistema para anticipar del futuro, (es el caso de los pronósticos electorales basados en sondeos), lo que ha dado lugar a gruesos errores. La explicación es muy sencilla: las encuestas no son un método de predicción, sino un instrumento de medición. Y conviene tener en cuenta que la opinión pública no es errática, pero sí (bastante) cambiante y, en ocasiones, muy volátil.

De igual manera, cuando las encuestas se utilizan como un medio para provocar una acción psicológica o propagandística determinada, se alejan del rigor científico para transformarse en meros instrumentos de campaña y de manipulación política. Demasiado a menudo la lectura e interpretación de los resultados de algunas encuestas parecen diferir dependiendo de quien las realice, interprete o del medio que las publique. Ignorar las limitaciones metodológicas, la existencia de márgenes de error en el análisis estadístico de los datos, obviar determinados aspectos técnicos, (cuestionario, muestreo, trabajo de campo, supervisión y procesamiento de los datos), realizar interpretaciones sesgadas y abusivas, son algunas de las razones por las que las encuestas tienen tan 'mala prensa'. Existe pues una cierta percepción de que el conocimiento estadístico se usa mal de manera intencionada, de ahí que se oiga con relativa frecuencia aquella conocida frase atribuida a Benjamín Disraeli: «Hay tres tipos de mentiras: mentiras pequeñas, mentiras grandes y estadísticas».

En resumen, las encuestas y barómetros sectoriales son estudios de opinión que permiten investigar determinados fenómenos y evaluar algunos aspectos de la realidad desde la perspectiva general de los ciudadanos y acercarse de forma más precisa a la realidad cotidiana de las experiencias y opiniones de la gente. Se evita con ello el denominado "sesgo del experto" que, por lo general, tiende a evaluar cualquier fenómeno de forma diferente a como realmente es.

En democracia, y sobre todo en tiempos de crisis, no hay realidad que resulte más arriesgado ignorar que la opinión pública. Importa mucho, por ello, conocer el estado de ánimo colectivo, el clima social, la opinión sobre las instituciones y los responsables públicos, el grado de pesimismo y de malestar, o de confianza y optimismo, y el nivel de aceptación o rechazo de los asuntos que son de todos.

En nuestro país el Centro de Estudios Sociológicos (CIS) acaba de hacer público el Barómetro que elabora mensualmente, correspondiente en este caso al mes de marzo de 2014. El estudio contiene las preguntas fijas habituales de los barómetros mensuales sobre la situación política y económica y la percepción ciudadana sobre sus problemas principales.

(Disponible en: http://datos.cis.es/pdf/Es3017mar_A.pdf)

En la respuesta múltiple a la pregunta ¿Podría decirme cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?, los resultados son los siguientes:

Un 82.3 % de los encuestados cita el paro (sea en primer, segundo o tercer lugar); un 41.0 % cita la corrupción y el fraude; un 28.2 % los problemas de índole económica; el 26.0 % cita a los políticos en general y el 10.2 % menciona como problema la sanidad.

Sin embargo, más allá de las preocupaciones ciudadanas de índole general, cuando se insiste y se les pregunta de manera más directa sobre cuáles son los problemas que personalmente le afectan más, las respuestas son las siguientes: el paro, en un 49.9 %; los problemas de índole económica en un 27.0 %; la corrupción y el fraude en un 13.0 % y, una vez más la sanidad en un 10.9 %.

A la vista de estos datos, que muestran que casi la mitad de las personas encuestadas manifiestan estar personalmente afectadas por el paro, y más de la cuarta parte (es decir, una de cada cuatro personas), por problemas de índole económica, solo cabe concluir que el optimismo oficial imperante sobre esa supuesta recuperación económica, se compadece mal con los problemas y preocupaciones reales de la gente. Por lo que se ve, la perspectiva desde los despachos de los Consejos de Dirección en Ministerios, Consejerías y otros organismos gubernamentales parece ser muy diferente de la realidad cotidiana de los ciudadanos.

Tal vez algunos no deberían olvidar la advertencia que en La rebelión de las masas, José Ortega y Gassett formulara ya en 1929: «Toda realidad ignorada, prepara su venganza».

Rodrigo Gutiérrez