Vergüenza democrática: Rajoy, Cospedal, Labrador, Tirado, Nacho Villa...

Nos hemos preguntado en los últimos días cómo es posible que el presidente del Gobierno del Estado, Mariano Rajoy y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, no hayan presentado ya su dimisión por haber mentido a los españoles de forma probada y reiterada. En países con una democracia avanzada, como Estados Unidos, el acoso de los medios y los ciudadanos habría sido tan fuerte que ambos cargos de confianza habrían tenido ya que dejar la política una vez que un juez ha demostrado sus mentiras sobre el caso Bárcenas, ante los medios de comunicación y en sede parlamentaria. Asegura el juez Ruz que hubo dinero en "B", sobresueldos, doble contabilidad, donaciones ilegales y que su gran jefe, Bárcenas, robó al partido popular y a España al enviar su dinero a paraísos fiscales. Mintieron al negarlo, mintieron con el finiquito porque Bárcenas siguió cobrando nómina hasta 2013. Y aquí no pasa nada. Es algo inaudito e incomprensible.

Hoy nos preguntamos si el delegado del gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, no va a pedir, no ya la dimisión sino, al menos, disculpas por irrumpir políticamente en plena campaña electoral cuando se supone que ocupa un cargo institucional, administrativo y que, sobre un papel estrictamente ético, debe ser y parecer absolutamente imparcial en la refriega política. Muy lejos de eso, Labrador, ha utilizado la televisión pública y los servicios de prensa de la Delegación del Gobierno para lanzar sus ideas políticas contra el líder de los socialistas y alcalde de Toledo, Emiliano García-Page. Algún medio de comunicación nacional ha denunciado ya que Labrador siga siendo coordinador electoral del Comité Ejecutivo del PP castellano-manchego y, simultáneamente, delegado del Gobierno. Los socialistas han pedido ya la comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en el Congreso y el Senado porque, dicen, "no se puede consentir que se utilicen medios públicos para el beneficio del PP".

Y algo similar sucede con el Presidente de las Cortes, Vicente Tirado, otro cargo institucional que entra de forma habitual en el "rifi-rafe" político. Parece que se pretende hacer méritos ante Cospedal y para ello se prescinde del rigor que debe acompañar a un cargo institucional, imparcial, de todos los ciudadanos y de todos los políticos.

Da tanta vergüenza democrática como el burdo intento del director de la Televisión Regional, Nacho Villa, de manipular y tergiversar el abandono del pleno por los concejales del PP (todos menos una concejala) cuando se disponía a hablar la madre de una niña con cáncer para denunciar los recortes y reclamar una mejor atención para sus hijos en el hospital de Toledo. Señores concejales del PP de Toledo: hay que dar la cara, escuchar a los ciudadanos, a los vecinos y, mucho más, a las personas que padecen una durísima situación humana. Nunca, nunca escurrir el bulto con altanería y desprecio.
"Sentí bochorno como alcalde. No me imagino un comportamiento más indigno", ha dicho el alcalde de Toledo, García-Page.

Tanto engaño, tanta falta de ética política y moral, no puede salir siempre vencedora. No es posible que cargos electos y representantes institucionales se salten de esta forma las reglas, las costumbres, la ética de un comportamiento que debería ser ejemplar ante los ciudadanos. Y que nunca pase nada.

¿Con qué ejemplo pueden pedir a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones?

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