Una vacunación masiva de optimismo y esperanza

España necesita una vacunación masiva de optimismo. La realidad de los casi dos últimos años de pandemia tras la larga crisis de 2008 ha sido demoledora para muchas familias y para muchas personas. Hace falta mirar hacia adelante con fuerza y, sobre todo, sin dejarse llevar por catastrofistas como la oposición política al gobierno que cada minuto muestra la peor cara de nuestro país a través de sus numerosos y potentes medios de comunicación, dentro y fuera de España. La idea es difundir los peores augurios, poner la lupa en cualquier atisbo de contratiempo, negar signos de mejoría, hundirnos a todos en el fango de la desesperación hasta que ellos consigan volver al poder y entonces todo volverá a ser como era con su corrupción incluida. 

No son conscientes del mal tan enorme que le están haciendo a su país con la estrategia perversa de poner siempre el foco en las peores noticias sean reales o falsas, crear o amplificar polémicas estériles que estallan y luego se diluyen dando paso a otras como una historia interminable de encadenadas desdichas.

Es nuestro peor virus cuando precisamente necesitamos todo lo contrario, lo necesita con urgencia la sociedad, los empresarios y, sobre todo, los más vulnerables como muchos jóvenes que no entienden la burda y peligrosa maniobra y terminan sumiéndose en la depresión y la desesperanza.

Esta forma de vender España a los españoles desde el Partido Popular, Vox y Ciudadanos supone la ruina de una de las necesidades más acuciantes, siempre y mucho más durante largas crisis, la fuerza que aporta el pensamiento positivo, la alegría, las ganas de vivir para disfrutar con los otros, amando a los otros y no difundiendo un odio caníbal que desprecia a los seres humanos transformándolos en mera mercancía electoral al margen de evidentes daños colaterales. 

Sembrar el virus del odio y de la inseguridad permanente en el futuro crea estados depresivos que no son en absoluto positivos cuando sabemos que en España se quitan la vida 10 personas al día, una cada dos horas y media y una de las causas es la falta de confianza en el futuro, las pocas ganas de vivir. 

Los quioscos de prensa, muchos digitales, radios y televisiones deberían ya hacernos reflexionar sobre el papel-espejo de los medios y su intencionado catastrofismo.

Suficiente tenemos ya con las crisis económicas, el virus y el calentamiento global para tener que soportar cada día la lupa con la que intentan quemarnos.

elObservadorDCLM