Las deportivas blancas

Por Lago

24.05.2022

Todo empezó cuando una mañana me fijé en los zapatos de las personas que caminaban a mi lado, zapatillas, sandalias… Al principio pensé que su calzado reflejaba su forma de ser pero, casi sin darme cuenta, me invadió un sentimiento de afecto, una extraña solidaridad con la forma de atarse los cordones, el desgaste de la suela y sus calcetines arrugados. Debí pensar en sus esfuerzos por vivir cada día, algo que todos sabemos bien, trabajo, miedo, todo el quehacer se concentraba en aquellas deportivas blancas que no pisaban igual, que dibujaban arrugas en el empeine, imaginé el momento en que cada mañana las calzaban en sus pies y cuando al volver a casa tras otro largo día, desabrochaban los cordones, se descalzaban, se quitaban los calcetines. 

No fue como lo explico un recorrido puntual, más bien un impacto sobre una rutina que ya conocía y que me hizo olvidarme de pronto de mi poco aprecio hacia los otros seres humanos, las críticas, los desdenes sin considerar que cada mañana se despiertan, conectan con la tarea que dejaron pendiente la noche anterior, con sus pesares, eso que todos sabemos y que de pronto supe valorar en unas deportivas blancas. Luego miré sus brazos, sus manos sujetando el móvil, sus adornos collares, anillos, pulseras. También miré su pelo, sus arrugas,  la forma de hacer bailar sus labios cuando hablan. 

El ser humano es maravilloso.

Lago