Diputados ricos, diputados pobres e ingenieros fiscales

En nuestro Congreso de los Diputados hay de todo, como en botica. Hay diputados ricos, muy ricos, de economía saneada y pobres de solemnidad o ‘endeudados hasta los ojos’ como la pareja Iglesias-Montero.

Con excepciones, el acomodo y saneadas cuentas suele ir aparejado al cumplimiento de años, salvo que el dinerito venga de familia. Otra condición que suele acompañar a las cuentas corrientes en positivo es la de ministro.

Destacan, por sus declaraciones de bienes, varios ministros socialistas y exministros populares. Es el caso de Pedro Duque, Isabel Celaá, María Luisa Carcedo; Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska por el PSOE, que declaran propiedades inmobiliarias y cuentas corrientes saneadas. En las filas del PP sobresalen las holgadas rentas y propiedades de las exministras Isabel García Tejerina y Elvira Rodríguez y del diputado Adolfo Suarez Illana. Llama la atención el caso de Cayetana Álvarez de Toledo, que reparte propiedades inmobiliarias entre España, Francia y Argentina.

Ivan Espinosa de los Monteros también vive sin sobresaltos su situación económica. Sin que conozcamos lo que declara Rocío Monasterio, el portavoz de VOX dice poseer más de un millón de euros en acciones en sociedades inmobiliarias, además de una casa y una oficina a su nombre en Madrid y una vivienda en Cantabria y dos oficinas en Madrid a nombre de sociedades.

Se estrena en esta legislatura el diputado de Teruel Existe Tomás Guitarte y, según declara, le va bastante mejor que a la provincia que representa. En concreto, además de los saldos positivos de sus cuentas corrientes y sus ingresos como arquitecto, Guitarte posee cinco pisos repartidos entre Teruel y Valencia y es propietario también de parte de otras tres viviendas.

El más rico, como lo fue en la breve legislatura anterior, es el diputado de Ciudadanos Marcos De Quinto, que ha declarado bienes por valor de 48’3 millones de euros. Solo en 2018, De Quinto declaró ingresos por valor de 5’6 millones de euros. Lo más curioso de este patriota, que luce habitualmente pulserita con la bandera de España, es que no tiene residencia fiscal en nuestro país, que tanto dice amar, y solo pagó 12.125€ de impuestos.

Que suerte y habilidad tienen los liberales para pagar menos del 1% de sus beneficios en impuestos mientras el común de los mortales, con una nómina que escasamente supera los 1.000€, paga a la hacienda pública casi el 40% de lo que ingresa.

ElObservadorDCLM