Un abrazo en el mes del escorpión

Puede que nos flagelemos en exceso. Llevamos una larga racha en España viendo el vaso medio vacío, tendemos a la crítica no solo cuando la censura resulta obvia y necesaria. Ni siquiera tenemos permiso para situarnos en el lado positivo de la duda, la confianza en la incertidumbre. De la misma manera se desdeñan bloqueos y abrazos, parece ínfima la capacidad del español para pensar por si mismo, elaborar su propia teoría de la verdad al margen del interesado caos que siembran los medios y los tertulianos, la mayoría dependientes de otros o de si mismos. La autenticidad duerme en alguna esquina perdida incluso en la convicción de quienes intentan parecer más imparciales porque sueltan estopa y diestro y siniestro. Nunca escucharemos un elogio o un reconocimiento porque puede resultar sospechoso. La tarea de cada uno es destruir al contrario, no demostrar que eres el más capaz, el que puede formar un equipo sólido que trabaje con inteligencia en favor de la mayoría. Cada mañana se abren las mismas ventanas y cada uno sintoniza con el paisaje que le va a afianzar en sus ideas de ayer, creyéndose poseedor de la única verdad y, lo que es peor, de su verdad. 

Deberíamos irnos acostumbrando a mirar la vida que nos rodea con libertad, establecer las ideas básicas sobre las que sustentar nuestra escala de valores, apreciar lo que nos parece positivo, denunciar los abusos, confiar en quien actúa de buena fe y es capaz de ordenar y jerarquizar lo que más y menos importa. Y desterrar la mezquina invención de la confrontación permanente que nos obliga a elegir a quien al final parece ser el menos malo, el que mejor ha jugado con las emociones, con el marketing, las redes, mirando ahora con compasión al soberbio aprendiz de político que estuvo cerca de ser rey y hoy se oculta entre los villanos. 

Desde las inciertas coordenadas de un maremagnum de ese tipo, seguiremos amaneciendo sin entendernos, ni con bloqueos ni con abrazos de extraños y repentinos amigos. 

Y es que realmente parece sencillo ser crítico de teatro sobre todo si te entregan en bandeja las ideas y las cabezas. 

Desde aquí nos felicitamos por el intento de formar nuevo gobierno para el progreso de España.

elObservadorDCLM