Descansamos en paz

Según rezaba la crónica, un centenar de nostálgicos franquistas se concentraba a unos 300 metros del cementerio de Mingorrubio donde este jueves fueron trasladados los restos de Franco. Custodiados por la policía, se dirigieron en comitiva y con rezos, hacia la entrada principal del camposanto situado en El Pardo.

Los niños que vivimos el franquismo no sabíamos qué era la democracia pero luego supimos que si en época de Franco se hubieran concentrado nostálgicos de la República no habrían sido custodiados por la policía sino detenidos por los grises. 

En los colegios de curas recibíamos clases de FEN, Formación del Espíritu Nacional y altas dosis de pánico en los ejercicios espirituales obligatorios en los que los curas con sotana nos hablaban del fuego eterno del infierno. No había que desviarse para no caer para siempre en las llamas de Satanás aunque tampoco sabíamos bien de qué desviaciones debíamos huir porque para nosostros el mundo exterior era toda una incógnita. Les bastaba con nuestro miedo, el de nuestros padres, y nuestra ignorancia. 

De vez en cuando atisbábamos algún pequeño brillo. Entre clase y clase pedíamos a Pacorro que imitase a Franco. Lo hacía muy bien con su vocecilla de entonces: “¡Españoles, en estos 25 años de paz, hemos construido un avión. Vosotros diréis que no vuela pero tampoco vuelan los elefantes y ¿por eso dejan de serlo?”.

Aplaudíamos a Pacorro, quien sabe lo que habrá sido de él porque entonces no podía ganarse la vida en el Club de la Comedia. En 1964 Franco concedió a combatientes veteranos del bando nacional la Medalla de los 25 años de Paz. No había paz para los malvados, España era solo de los vencedores. Y eso fue literalmente así durante muchos años después de terminar la guerra civil.

Aquellos niños fuimos sabiendo, contrastando lo que pasaba en otros países cercanos como Francia, su cultura, su libertad y aprendimos por nuestra cuenta lo que era la soberanía del pueblo, el derecho a elegir y controlar a nuestros gobernantes, la libertad de prensa, la de organización, partidos políticos, sindicatos…Y el derecho de manifestación. La exhumación de los restos del dictador Franco desde el Valle donde otros miles habían caído por su golpe de Estado, coincidió en el tiempo con las manifestaciones en Cataluña, otro ejemplo de la fortaleza de nuestro Estado de Derecho. 

Podemos estar orgullosos. Y ahora, además, nuestros aviones y nuestros helicópteros vuelan.

elObservadorDCLM