La manada, un prototipo para el desguace

Con todas las pruebas que pudo reunir, la justicia dictaminó que la víctima fue penetrada bucalmente por todos los procesados; vaginalmente por Alfonso Jesús Cabezuelo y José Ángel Prenda, este último en dos ocasiones, al igual que Jesús Escudero, quien la penetró una tercera vez por vía anal, llegando a eyacular los dos últimos y sin que ninguno de ellos utilizara preservativo.

Estos personajes, hoy en la cárcel gracias a la sentencia del Tribunal Supremo, son también parte de la España profunda, seres toscos y groseros que, siguiendo una cruel y bárbara tradición, se sienten con el derecho a exhibir comportamientos salvajes de abuso contra los más débiles. Una manada que embiste y arrasa, que contempla con naturalidad y con derecho sus grandes hazañas, beber y correrse una tremenda juerga desgarrando el cuerpo y la vida de otro ser humano. Debemos arrojar definitivamente al pasado a estos salvajes y también a quienes justifican sus comportamientos, a quienes les parecen unos tipos simpáticos, dejad que se diviertan, la culpa es de las víctimas.

No solo ellos deben parecer ya restos de un pasado en que la ley era la fuerza bruta, también su imagen, sus actos, todo lo que rodea la propia idea de que “el ser humano, individualmente o en grupo, tiende a ensañarse con sus semejantes al grado de destrozarlos y desgarrarlos física y psicológicamente” (S. Pinker).

Con todo el peso de la Ley y de la razón debemos arrojar a estos personajes hasta la invisibilidad.

elObservadorDCLM