¿Quién es el próximo presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha?

El que fuera diputado nacional en el Congreso de los Diputados en la pasada legislatura, Pablo Bellido, cambiará el Parlamento Español por el antiguo Convento de San Gil de Toledo, sede de las Cortes regionales.

“Un andaluz de Castilla-La Mancha o un castellano-manchego de Andalucía, un linense de Azuqueca o un azudense de La Línea". Pablo Bellido nunca ha despreciado sus orígenes para reafirmarse como un político local, pues él nació en la Línea de la Concepción en Cádiz allá por 1976 y la mitad de sus días los ha pasado en Guadalajara, dónde ha encontrado la felicidad.

Bellido, licenciado en Derecho por la Universidad de Alcalá de Henares, creció escuchando el pop de los Ochenta y las cintas de Los Secretos. Siempre implicado en el mundo asociativo y los movimientos sociales, entró en las Juventudes Socialistas en 2001, animado entre otras personas por Araceli Martínez, directora del Instituto de la Mujer y vicesecretaria provincial del PSOE.

Su primer contacto real con la política se produjo en el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares, como secretario del entonces alcalde, su “amigo y maestro”: Florentino García Bonilla. A pesar del interés por ella, Pablo nunca pensó que la política pudiera ser para él, pero todo era cuestión de ir dando pasos en el camino adecuado.

Los vecinos de Azuqueca de Henares le concedieron en las Elecciones Municipales de 2003 el acta de concejal en su pueblo. Allí desempeñó durante toda la legislatura, las funciones de la concejalía de Comercio, Consumo y Relaciones Institucionales. Su destacado trabajo en esos años promocionó su candidatura para los siguientes comicios municipales de 2007. La falta de entendimiento entre PSOE e IU en un primer momento, facilitó el gobierno del PP en los primeros meses, pero en diciembre una moción de censura convirtió a Bellido por primera vez en alcalde, una posición que renovaría ya con mayoría absoluta en 2011.

Solo un año después, emprendió seguramente el reto más grande de su carrera hasta hoy, dirigir el PSOE de Guadalajara tras ser elegido secretario provincial con una abrumadora mayoría en el XIII Congreso. Por el momento que era, un partido en horas bajas, le tocó pilotar una nave que debía combatir el liderazgo de la derecha en Guadalajara, en Castilla-La Mancha y en España.

Quizás invadido por las lecturas de Francisco de Quevedo, Almudena Grandes, Gabriel García Márquez, o por el cine de Almodóvar, Quentin Tarantino y Woody Allen, Pablo Bellido también ha vivido episodios en la política más próximos a la ficción. Obligado a dejar de encabezar la lista del PSOE de Guadalajara en las Elecciones Generales -esas que se tuvieron que repetir-, por una imputación de la que luego los tribunales no encontraron ni un solo indicio, o su desencuentro con el actual alcalde de Azuqueca, José Luis Blanco, son algunas de las anécdotas de las que Bellido ya ni se acuerda.

Ha sido seguramente su valentía, inspirada en Nelson Mandela, Fernando de los Ríos o Clara Campoamor, la que en muchas ocasiones le ha ayudado a seguir adelante y no tirar la toalla en los momentos más delicados. Tras la repetición de las Elecciones Generales, Guadalajara le concedió el escaño de la provincia en la Cámara Baja que ha defendido hasta hace unas pocas semanas.

Pablo Bellido enfrenta ahora este nuevo tiempo que se abre como presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, con la plena disposición de ayudar a moderar los debates, de facilitar que las propuestas y las ideas de los grupos parlamentarios puedan sumarse e integrarse, para alcanzar acuerdos que beneficien a la sociedad. Bellido quiere representar desde su posición al conjunto de diputados y diputadas de la mejor manera posible, “con humildad, sabiendo que cada día aprenderá una lección nueva”. Y para ello tiene grandes maestros entre sus antecesores, como él mismo destaca a Jesús Fernández Vaquero.

Mañana quiere que se le recuerde porque ejerció sus responsabilidades con la mayor lealtad a la ciudadanía, anteponiendo el interés general a cualquier otro, porque se esforzó por ayudar a quien lo necesitaba. Y porque fue una persona normal.

DCLM