Jóvenes que pegan carteles en la España Rural | Curro Verdejo

Pasaban las 12 de la noche y las calles empezaban de nuevo a coger color. En casi dos meses no se han dado un respiro, aunque este mayo son otros los que se la juegan. Es la hora de la política más cercana, la de tu vecino que puede convertirse en alcalde y que será al que le puedas llamar al timbre o al que le pares si te lo encuentras paseando, y le cuentes que tienes un problema con esto y como él te puede ayudar.

Son muchos los alcaldes que se juegan el renovar los votos, que tienen en el alambre incluso su puesto de trabajo. Otros arriesgan la ilusión y las ganas de trabajar por pueblecitos que ni siquiera tienen remunerada la posición de alcalde.

En el municipio de Alcocer, en Guadalajara, la pegada de carteles arrancaba en La Glorieta de la Catedral, al compás de las campanas de su altísima torre. Esta localidad, de apenas 350 habitantes, vive sus procesos electorales como si fuera una gran ciudad, a la que no le falta detalle. Han grabado sus propias cuñas publicitarias, diseñado e impreso los carteles e informaciones, elaborado videos y presentaciones, incluso en los mítines se ofrecerá un vino español.

Con brocha y cepillo en mano, en esta ocasión se estrena un joven de 28 años que aspira a convertirse en su alcalde. Por unas calles desiertas y con la música de una noche de ventolera, todo el equipo de la candidatura y muchos amigos salieron a acompañar a Borja en la aventura de la pegada de carteles.

No es la primera vez en estos mimbres que este mozo alcaldable participa en la campaña de unas municipales, es un chico que sabe que a través de la política se transforma la vida de las personas, y que no puede ver como cae un pueblo en el que han nacido sus abuelos y sus padres. Como si se tratara más de un acto de responsabilidad que de su propia voluntad, este jovencísimo candidato se ha ofrecido al municipio para capitanear un proyecto de cuatro años.

No es lo común que la gente de esta edad vaya en sentido contrario a la marcha, pues lo dramáticamente habitual es que estas generaciones, sin futuro en la España rural, tengan la vista puesta en la ciudad que le espera con muchas más opciones. No vengan a buscar en Alcocer a la política tradicional, aquí las cosas se hacen por pasión, no porque llegar a este pequeño ayuntamiento vaya a ser una oportunidad para nadie, quizás todo lo contrario –un quebradero de cabeza-.

Tendremos que esperar al 26 de Mayo para ver si Borja consigue ganarse el cariño de su pueblo. Este caso, sí es claramente un síntoma de la nueva política, en la que nuestros jóvenes tienen la inquietud de ayudar y servir a las personas, y no el interés de servirse de ellas. Si fuera así, desde luego el camino no sería empezar desde la “España vaciada”.

CURRO VERDEJO