¿Dónde nos lleva la abstención?

Finaliza la campaña electoral, solo temporalmente porque el próximo día 10 iniciamos otra. ¿Puede variar el resultado el hecho de votar solo una vez, como ocurrirá en la Comunidad Valenciana, o hacerlo en dos veces, como ocurrirá en el resto de España, salvo aquellas comunidades que tienen un régimen diferente, caso de Andalucía, Cataluña, País Vasco o Galicia? Es algo que los analistas políticos no tienen muy claro si beneficia o perjudica a la participación de los electores. 

En términos generales, la baja participación suele perjudicar a los resultados obtenidos, porque serán muchos los disconformes. Es algo que se deja notar ya en la resaca electoral del día después donde se manifiesta de manera generalizada, precisamente aquellas personas que no depositaron su voto en la urna, que dicho sea de paso, son quienes menos derecho tienen a protestar. Lo que está claro es que a menor participación mayor disconformidad porque así lo ha contado la historia política de nuestro país. La máxima participación conseguida en unas elecciones, marcó una etapa de calma y serenidad política, sin sobresaltos como ocurriera en 1982 con la victoria de Felipe González; en aquella ocasión, el ínice de participación fue de un 80%. Algo que se puede comparar  a la convocatoria con la mínima participación que fue la que se dio en las últimas elecciones (2016) con la victoria de Mariano Rajoy. En este caso la participación tan solo se llegó al 66%. 

El resultado no fue ventajoso para ninguna de las formaciones políticas; por ello, para intentar entender que será lo que ocurra el próximo domingo, lo más efectivo sería revisar los resultados de las elecciones de 2015. 

EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES DE 2015

En aquel momento los políticos de Castilla-La Mancha accedieron al Congreso de los Diputados acompañados de los de las nuevas formaciones políticas. En Albacete, el PP perdió un diputado en favor de C´s que el cabreo de las elecciones de 2016  transformó en un voto a favor de Unidas Podemos. Ciudad Real y Cuenca no modificaron su comportamiento electoral en ninguna de las tres citas electorales. Guadalajara por su parte, perdió en 2015 un diputado del PP en favor de C´s que volvió a recuperar en 2016, mientras que en Toledo el PP perdió dos diputados en 2015 (uno en favor de C´s y otro para UP) aunque consiguió recuperar el de C´s en 2016. 

Esta convocatoria electoral puede traer la normalidad a una etapa convulsa de crisis económica que ha dejado tocados muchos hogares.

La falta de participación también pudo ser la razón por la que Susana Díaz perdió las elecciones, sobre todo si se tiene en cuenta la intención de voto que los andaluces han mostrado en las últimas encuestas para la próxima cita electoral.

La abstención genera consecuencias en función de su volumen. Si dividimos a la población entre jóvenes y maduros y los primeros deciden no ir a votar hasta llegar ser el 75% de la abstención, significará que el 75% de participación corresponde a la gente madura, es evidente que las medidas que adopte el nuevo gobierno irán dirigidas al mayor número de votantes que han apoyado su programa.  

Si en vez de analizar la abstención por la edad, la planteamos por estratos sociales y lo más cabreados, los parados, los que tienen menores sueldos deciden no ir a votar ¿quiénes votarán entonces?, los pudientes, empresarios y personas con capital, lo que hace evidente que saldrá elegido no el partido que se preocupe por las clases más desfavorecidas, sino aquel que se preocupe de aumentar los capitales de los que mueven el dinero, mientras que los partidos que se preocupan por las políticas sociales quedarán en minoría en la oposición.

Es cierto que existen otras consideraciones a tener en cuenta a la hora del recuento de voto, pero en síntesis es necesario pensar en esto. No es justo no ir a votar y criticar luego la política que se esté llevando a cabo. A estas alturas ya se ha podido comprobar quien favorece a quien. Con quién existen más políticas sociales y con quienes existen las políticas económicas. Quiénes crean empleo y quienes despiden, cierran empresas, privatizan y no convocan ofertas de empleo público. No favorecen a las clases más necesitadas. Es cierto que aún existe tal vez demasiado empleo precario en nuestro país, pero es preferible un empleo precario a tener que visitar las oficinas del paro sin contraprestación alguna.

Es cierto que quedan muchas cosas para romper la brecha social y laboral, para conseguir la igualdad plena, pero ¿no se vivirá mejor estando en el camino de conseguirlo que apartándonos de él? 

Hay quien piensa "...porque yo no vote no se pierde nada, un voto no se notará..." Pero ¿Cuántas personas tendrán ese pensamiento el próximo domingo? ¿El 46% como en la última convocatoria?. El resultado electoral entonces, no será significativo. 

Si se busca el apoyo y el cobijo de la sanidad, la educación, los servicios sociales, el fomento del empleo…, es justo que a cambio los ciudadanos expliquen en las urnas cómo quieren que sea su país. Por ello, lo mejor es acudir a votar el próximo domingo. 

P. Moratilla