El anuncio de Ciudadanos que nadie entiende

Para cualquier experto en prospectiva política puede parecer un error que una formación como Ciudadanos anuncie, antes de las elecciones, que nunca realizará un pacto con el PSOE y más en estos tiempos en los que resulta arriesgado anticipar escenarios. La apuesta suena un poco a pataleta o a enfrentamiento personal de Albert Rivera con Pedro Sánchez porque de aquí a las urnas y a la presunta formación de gobierno mediante pactos pueden suceder muchas cosas y algunas de ellas podrían beneficiar a Ciudadanos (y a los ciudadanos) si pacta con los socialistas más que si lo intenta con los otros dos partidos políticos de derechas. Sorprende también que el partido naranja, que podría ocupar con mayor naturalidad espacios de centro, no haya anunciado que nunca pactaría con los radicales de Vox, con Podemos o con el Partido Popular que aún arrastra una estela marrón de corrupción que precisamente derivaba votos de escape a Ciudadanos. 

No se entiende en definitiva que Rivera se cierre una puerta a posibles pactos de un gobierno entre ambas formaciones que podría desarrollar un programa razonable para dar estabilidad a España durante una o dos legislaturas, una estabilidad necesaria tras tantos años ya de incertidumbres, enfrentamientos y ocurrencias. No se puede pasar de la noche a la mañana del abrazo al odio cuando los programas electorales son cercanos a no ser que se trate de otra treta más, otra argucia que no favorece a los ciudadanos, un sustantivo que se aleja del nombre del partido de Rivera, el Ciudadanos escrito ya entre comillas o en cursiva igual que sucede hace tiempo con los populares. Llamar popular al Partido Popular es ahora mismo una absoluta contradicción.

Da la impresión que a Ciudadanos le salió bien la jugada en Andalucía, (relativamente bien ya que ahora mismo Vox amenaza con bloquear los presupuestos), debido a su abierto enfrentamiento con Susana Díaz y que ahora basa parte de su estrategia en pegar un portazo anticipado a Sánchez como si eso le reportara apoyos o simpatías.

Tampoco hace bien Ciudadanos en poner todos sus huevos en el asunto catalán porque se extiende la idea de que al partido de Rivera le interesa el conflicto más que la solución y que no piensan colaborar nunca en una salida dialogada. Más incertidumbre, más enfrentamiento y más ocurrencias: un 155 duro y permanente encendería mucho más el conflicto en las calles y el pan de hoy para Ciudadanos sería hambre para mañana en la búsqueda de un acuerdo como el que se llegó en el País Vasco tras un cruel, lamentable e infructuoso derramamiento de sangre. Hoy, el País Vasco progresa y en sus calles se palpa un ambiente distendido en vez de una crispación enquistada e inquietante.

No hay que olvidar que los separatistas catalanes votaron con PP y Ciudadanos contra los presupuestos de Pedro Sánchez, unas cuentas que eran buenas para los ciudadanos, para los ciudadanos catalanes y que se acercaban a los supuestos ideológicos de Ciudadanos. 

Ahora mismo, tras el discurso de Pedro Sánchez en el que anunció las elecciones, da la sensación que solo el PSOE ofrece una trayectoria consecuente y coherente, una política social de creación y reparto de la riqueza, diálogo en vez de confrontación interesada tras demostrar, además, que nunca se entregaría a los separatistas ni superaría los límites que marca la Constitución. Todo eso debería gustarle más que disgustarle a Ciudadanos.

elObservadorDCLM