¿Era tan difícil? /Gabriel Gomar

He leído un titular que dice Madrid descubre a la ministra Montero. Los elogios a la fuerza, elocuencia y habilidad de la ministra de Hacienda en el debate de presupuestos han sido numerosos, incluso entre las filas de sus oponentes políticos.

En realidad, Montero, una mujer andaluza preparada, pero con una espontaneidad y un discurso dicharachero directo y muy entendible, no ha hecho nada especial en sus intervenciones. Cualquier lider socialista andaluz (o incluso asturiano) de lo años 80 podría haber firmado los regates dialécticos y los ocurrentes titulares que durante el debate y los días posteriores nos brindó doña María Jesús.

Lo que sucede es que el PSOE es un erial en materia de comunicación y un soplo de aire fresco vigoriza a su clientela. Nadie quiere o sabe confrontar con el enemigo y no será porque el enemigo no tenga puntos débiles.

Hagamos un ejercicio de comparación-ficción. Imaginemos que, durante los años de Alfonso Guerra o Pepe Bono al mando, la derecha se hubiera visto envuelta en los casos de corrupción que hemos venido conociendo, y por citar el último, que ha pasado absolutamente desapercibido, un “Watergate” a lo bestia: pagar con fondos reservados a policías y confidentes el robo y ocultación de documentos comprometedores para el partido del gobierno. Un ‘escandalazo’ de marca mayor, vamos que por menos dimitió Nixon. Imaginemos igualmente que como sucesor de esa derecha corrupta se hubiera puesto al mando a un niño pijo con aire muy “facha” al que no se le conoce oficio ni beneficio, que sacó su carrera de forma sospechosa y que le regalaron un par de másteres para engordar su penoso currículum laboral. Imaginemos por un momento. Efectivamente, la carnicería hubiera sido horrenda. Aún recuerdo al pobre Suarez Illana machacado por el expresidente manchego porque dijo un par de tonterías sobre la muerte de un Guardia Civil por ETA.

Cuando en respuesta a un Casado enardecido que presumía del supuesto milagro económico de la era Aznar, Montero le preguntó desde la tribuna que, si sabía dónde estaba ese milagro, para luego contestarse a ella misma que ese milagro estaba en la cárcel, la ministra no dijo nada que ningún politiquillo de provincias no se le hubiera ocurrido ya. Y yo me pregunto ¿no hay nadie en el PSOE que sepa confrontar y poner a cada uno en su sitio? ¿Dónde están los fajadores? ¿Era tan difícil lo que ha hecho Montero? A ver si aprenden.

Gabriel Gomar