Una política de 'reality'

Adiós a los grandes políticos. Nuestros líderes están más por convertirse en estrellas de reality show que en buenos parlamentarios que nos despierten orgullo en lugar de vergüenza.

La política vive hoy en un programa de televisión, donde interesa la bronca y las palabras gruesas, sin importar las grandes ideas y las cuestiones de calado. Comemos de la superficialidad, de los eslóganes, y de las fotos posadas, con discursos capturados en 280 caracteres e ídolos prefabricados por las redes sociales.

Sabiendo de donde partimos, debemos adoptar para el tiempo que nos viene la posición del polemista de concurso y desde ahí va este análisis, que es el que merecen:

Tenemos dentro de esta casa de locos a seis broncos concursantes y el típico que mientras los demás discuten, él barre y se aplica en las pruebas semanales. El último es Pedro Sánchez, que despierta la ira de Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Santiago Abascal, Quim Torra y Gabriel Rufián. Estos gallos del corral se matan todos los días por captar el interés de la cámara y lograr más tiempo en los resúmenes diarios, -lo que se llama hacer videos-.

Los gallos han formado varias pandas en la casa, por un lado Casado, Rivera y Abascal y por otro Torra, Rufián y algo más descolgado Iglesias. Todos son sabedores, de que Sánchez es el que en las conexiones en directo se lleva los aplausos, y entre unos y otros han optado por derribarle cayendo en el error de cargar todos sobre él y hacerle una víctima.

La audiencia ha decidido sacar de la casa a una de sus principales aliadas -que no amiga- Susana Díaz, esto ha provocado que el público vea a Pedro en una posición de indefensión todavía mayor. Al final la empatía del español se va siempre con los menos afortunados, con los más desgraciados que tienen que luchar por la supervivencia en el concurso en solitario, y ahí está el espectador para acompañarle en esa brava hazaña: la de cargarse uno por uno a todos su rivales en todas la nominaciones.

Finalmente, el hombre menos deseado y más golpeado del programa habrá conseguido ponerse a la audiencia de su parte, y habrá retratado a los demás como los villanos carroñeros que se aprovecharon de una persona débil al pensar que así lograrían la victoria.

Sánchez ganó.

elObservadorDCLM