¿Y tú de quién eres, de papá o de mamá? | Lola Castro

A mí me ha pasado: un día estoy con el Taxi y otro con las VTC. Esto es un poco como lo de “a quién quieres más a papá o a mamá”, y no nos dejan otra opción. Pues bien, como en todo entre el negro y el blanco va una extensa gama de grises y es ahí donde se está cociendo todo el barro.

Ambos colectivos están demostrando su fuerza en las últimas semanas tanto en Barcelona como en Madrid. Por parte del sector del Taxi, ya saben que en sus reclamaciones impera el cumplimiento de una VTC por cada 30 taxis, pero en los últimos movimientos se piden a las administraciones que se vaya más allá, que legisle prácticamente para eliminar a la competencia.

Rápidamente la opinión pública ha pasado a hacer un paralelismo de este sector con el libre comercio que se produce en otros ámbitos, criticando así el monopolio del que han disfrutado los taxistas hasta hace muy poco. Entre los argumentos vertidos en las redes sociales en las últimas horas, se puede leer que el Taxi no se ha sabido adaptar a las nuevas tecnologías, que dan un servicio de baja calidad y con un coste más elevado. Estas opiniones, cuanto menos pueden ser cuestionas, porque el Taxi cuenta con aplicaciones muy parejas a las que usan las VTC para la contratación y el servicio depende siempre del conductor.

Al final todo esto son nimiedades que tratan de ocultar la realidad del sector, que se basa principalmente en que ambos mundos compartan las mismas reglas del juego. Un taxi y una VTC deben estar regidas por las mismas normas, si una parte del sector debe cumplir con unas imposiciones de días de trabajo y pasar un examen para poder transportar a personas, la otra parte debería cumplir con lo mismo.

Hasta ahí deberíamos estar todos de acuerdo pero muchas veces las fracturas se producen por no saber canalizar las protestas. Los cortes de carreteras, los secuestros de las instalaciones, las palabras gruesas, atropellos y disparos con escopetillas, todo esto se sale de la reivindicación respetuosa y por lo que toca a esta parte, el debate social lo está perdiendo el taxi.

Las huelgas y los paros logran el éxito cuando consiguen ponerse al público detrás, y no cuando se llevan a los ciudadanos por delante, provocando atascos e interrumpiendo la vida diaria de las personas. Son los políticos quienes deben escucharles –pronto se pondrán las urnas- y se equivocan llevando el conflicto a la calle, porque ésta no le puede dar respuesta.

Lola Castro