Felive VI coge el metro y casi coge una escoba | Tere Cardo

Algo se empieza a mover en el Reino de España. La monarquía parece que ha descendido de los cielos a la tierra y vuelve a mezclarse con el pueblo llano. Lo cierto es que la caída de popularidad de la Corona ha obligado a Felipe y a Leticia a explorar nuevas vías para recuperar su aciaga reputación.

Es verdad que todo lo que le pasa al Rey es herencia de su padre, que aún emérito sigue dando titulares del pasado, pero Felipe VI hace por distanciarse de la figura de Juan Carlos cambiando los hábitos de su cargo.

Ya su matrimonio con una periodista corriente y moliente sirvió para acercar la institución a los ciudadanos, aunque todavía muchos no traguen por ser divorciada y por aquello del romanticismo de los príncipes y las princesas. Pero casi ya de esto no nos acordamos.

Hoy la monarquía sufre al mismo nivel que sufre la sociedad española. Si los ciudadanos no llegan al final de mes, Leticia tiene la necesidad de repetir vestido. Que sube el paro, se sube la asignación a la Casa Real. Que aumenta la pobreza infantil,  se mantiene el montante a las infantas.

Cree Felipe VI que todo esto se olvida, si se pasea por el paisaje de desgracias que dejan las lluvias torrenciales en Mallorca, y que es muy moderno cuando se baja al Metro de Madrid en su centenario –cuando no ha cogido en su vida un vagón en verano sin aire acondicionado-.

En todo caso, lo que vemos es que solo han cambiado los tiempos, pero los gestos aunque parezcan de este siglo son repeticiones del pasado. El Rey sigue dirigiendo discursos vacío y generales, sin mancharse ni ponerse las botas de agua como Nadal.

Tere Cardo