El uso cobarde de las redes sociales

A jóvenes y mayores se nos ha exigido la inmersión en un mundo desconocido que hemos descubierto a través del acierto y error, y que ha supuesto los mismos inconvenientes para las administraciones que vieron la necesidad de legislar unas herramientas que tenían una primera cara amable que después se tornó del todo turbia.

La a priori impersonalidad de las redes sociales ha sido el caldo de cultivo perfecto para que acampe la cobardía y hasta la maldad. Estas herramientas en continua actualización, son muy imperfectas a la hora de permitir la suplantación o generar perfiles falsos, defecto que a menudo se utiliza para instrumentalizar el enorme poder de esas comunidades virtuales capaces de lo mejor y lo peor.

Facebook, Twitter o Instagram, las más populares, han conseguido reducir las distancias entre emisor y receptor, globalizando la comunicación a través de soportes portátiles y accesibles de consumo cotidiano. La instantaneidad de las relaciones y su ubicuidad son las principales aliadas de lo que hoy conocemos como Fake News -falsas noticias-.

Como advertimos, en la redes sociales no solo viven personas físicas, sino que detrás de infinitas cuentas y perfiles se esconden verdaderos ejércitos a las órdenes de agencias de comunicación que son capaces de corregir o desvirtuar la reputación de una persona, organización o administración por medio del efecto viral de mensajes que son rebotados para contaminar todo el ecosistema donde convivimos como perfiles sociales.

Por todo ello, debemos cuestionarnos y no dar por veraz cualquier opinión vertida en este tipo de foros, cuya naturaleza parte de un mundo virtual que no nos garantiza siquiera la existencia del emisor del mensaje, que muy probablemente será un cobarde que se esconde en el mal uso de las redes sociales para hacer lo que nunca se atrevería en primera persona.

DCLM