El techo de cristal | Antonio Martín D'Ors

Nada mas finalizar el partido de la Final de la Copa de la Reina de fútbol femenino, cuando las victoriosas chicas del F.C.Barcelona se fundían en un abrazo con sus contrarias del Atlético de Madrid, tuve la sensación de estar viviendo un hecho histórico, algo grande.

Ante un campo de futbol lleno de espectadores, ambos equipos se dejaron todo lo que tenían sobre el césped del Estadio Romano de Mérida. Todo.

Pero el acontecimiento no resultó lo suficientemente atractivo como para que sus Majestades los Reyes (en cualquiera de sus dos versiones, masculina o femenina), estuvieran tentados de asistir a presidirlo. Les recuerdo que la competición se denomina “Copa de la Reina”.

Estas deportistas de élite se vaciaron completamente, sin guardase nada para ellas. Más bien llevaban vaciándose en cada partido durante la temporada completa. Las Atléticas lograron incluso que veinte mil personas acudieran a verlas jugar en el Metropolitano. Más de 12 mil personas acudieron al Mini Estadi barcelonés para ver un partido de liga de campeones femenino y ¡17.000 personas! presenciaron en directo el Valencia-Levante de liga.

Las mujeres de este deporte están muy por encima de la realidad mediática y económica de este país y de las soflamas pro-feministas que se emiten a los cuatro vientos por políticos y periodistas de toda clase, tipo y condición. ¡Y mira que son valientes y decididas!

Lo cierto es que estas mujeres, excelentes en su deporte, no recibieron nada económicamente significativo a cambio de dejarse la piel en esa final, mas allá del reconocimiento de todos los presentes y de los muchos televidentes que pudimos disfrutar de su esfuerzo y dedicación. Ahora Sonia Bermúdez, “la Messi” del fútbol femenino español, se va de su club por un desacuerdo económico en su salario y ¡sobre unas cantidades ridículas!

No se puede pedir a unas deportistas que entrenen seis horas diarias y pagarles como a unas amateurs. Unas deportistas que, recordemos, están empezando a llenar estadios deportivos. Ganar el Campeonato Nacional de Liga para el fútbol femenino merece un premio en metálico de 1.352,28 euros. O lo que es lo mismo, 58,79 euros por jugadora. Los juveniles (chavales de 17-18 años) se reparten de 12.020 a 6.010 euros (dependiendo de si son campeones o finalistas) en la Copa de Campeones jugada entre los campeones de cada grupo y los mejores segundos.

Señores responsables del fútbol en España: ¿para cuándo unos premios económicos medianamente dignos para las mujeres que honran este deporte en nuestro país?

Este es el típico supuesto en el que sí que cabe una discriminación positiva. Las futbolistas de este país se lo merecen.

Las están utilizando. Las estamos utilizando. Hay que reconocerles su trabajo, su talento, su esfuerzo y su dedicación. Tengo la sensación de que no estamos a su altura. A ver si nos dejamos de rimbombantes declaraciones sobre la igualdad de género y de partidas económicas destinadas a la nueva "lucha de géneros" y empezamos por lo fácil, por demostrarles, aunque sea solo un poquito, que son valoradas de acuerdo con su talento y actitud. Y empezamos a golpear todos a la vez y desde todos lados, sobre ese maldito cristal que nos encierra.

Antonio Martín D'ors