Lo que esperábamos de Ciudadanos y Podemos

Se presentaban como algo distinto y se han convertido en más de lo mismo.

A Pablo Iglesias e Irene Montero les ha sucedido lo que a muchos seres humanos que entran en el engranaje y muy pronto entienden cuáles son sus necesidades para llevar una vida más cálida. Han descubierto que vivir cómodamente está penalizado, algo que todos sabemos, salvo los nobles y quienes han recibido unas suculentas herencias. El resto de los mortales vamos descubriendo carestías desde que salimos de la casa de nuestros padres, buscamos pareja, tenemos hijos…Entonces comprendemos las necesidades y las aspiraciones de los que nos precedieron. Nuestras rendiciones a la evidencia, las hipotecas. Pero ellos pregonaban otra cosa.

Albert Rivera se presentó como el gran regenerador de la vida política pero se hartó de pactar con el gran partido corrupto. Su último apoyo, muy relevante, el apuntalamiento del proyecto de Presupuestos de Mariano Rajoy a quien Ciudadanos daba así vía libre para terminar su legislatura. Apoyaba unas cuentas sin exigir grandes cambios y pasando por alto los últimos episodios de corrupción de su socio de presupuestos. Albert Rivera salvó al PP de perder la Comunidad de Madrid tras el turbio asunto del máster y de las cremas robadas por Cifuentes.

Ahora, Rivera dice no apoyar la moción de censura del PSOE contra Mariano Rajoy. Ciudadanos vuelve así a dar oxígeno al padre corrupto porque prefiere que se convoquen unas elecciones que, según las encuestas, ganaría el propio Albert Rivera quien podría gobernar con el casi difunto Partido Popular.

Podemos o al menos sus líderes ha entrado en el Sistema y Ciudadanos actúa como los partidos tradicionales arrimando el ascua a su sardina en vez apoyar una moción que acabe de un plumazo con el gobierno del partido más corrupto de nuestra historia.

Lo que esperábamos de Podemos y de Ciudadanos era otra cosa pero son un más de lo mismo. Además de seguir una similar hoja de ruta dentro de un mapa consabido, lo más descorazonador es que, desde su juventud y aparente frescura, no hayan aportado un ápice de modernidad a España, algo de lo que estamos más necesitados de lo que creemos.

Los emergentes no han venido, por ejemplo, con un pan digital bajo el brazo, buscan su mejor acomodo y se olvidan de luchar por el futuro cercano de la nueva Era Digital en la que seremos meros consumidores, incapaces de producir ni un solo teléfono móvil, una casa domótica o un robot made in spain.

El por entonces joven Felipe González supo cómo modernizar España a través de las comunicaciones y otros muchos avances con los que hemos tirado muchos años. El reto digital es algo más serio y cercano de lo que parece y, al paso que vamos, España se va a especializar en un único negocio: las playas.

¿Qué señales de modernizar España han dado los llamados emergentes? Ninguna: juegos de tronos y maniobras.

DCLM