Castilla-La Mancha, laboratorio de la unidad de la izquierda

Castilla-La Mancha ha sido pionera, avanzadilla en muchas cuestiones vitales, entre ellas fue la primera comunidad en arbitrar medidas contra la violencia de género y, más recientemente, fue la primera en elaborar un protocolo para fomentar la igualdad en el mundo laboral,  en ofrecer asesoramiento gratuito a los afectados por las cláusulas suelo, en elaborar una legislación sobre ecoturismo y en ofrecer ayudas contra la insuficiencia energética.

Con Cospedal, nuestra comunidad autónoma fue el laboratorio del neoliberalismo, la avanzadilla en la genial idea de utilizar la crisis económica para pasar a tijera los avances sociales, recortar nuestros derechos básicos en educación y en sanidad, convertir en privados los hospitales públicos y echar a la calle a miles de empleados públicos. Una avanzadilla que supuso un enorme retroceso y que no reconocía la aportacion de miles de contribuyentes, nuestros padres y nuestros abuelos, para levantar el edificio público de la Región.

Ahora, nuestra comunidad autónoma es de nuevo laboratorio pero en este caso se trata de unir a la izquierda como alternativa a una derecha que hace ya muchos años reunió a todas sus facciones, las más facciosas y las más centradas. El Partido Popular ha realizado un excelente trabajo para impedir la unidad de la izquierda desde al menos 2015. Lo reconoció el hombre fuerte de Atresmedia, Mauricio Casals, en una grabación en la que aseguraba al consejero delegado de La Razón, Edmundo Rodríguez: “El sándwich al PSOE con la Sexta funciona de cine”. La idea era potenciar a Podemos para hacer el bocadillo de pan de molde al PSOE y a Ciudadanos en beneficio del PP.

El acuerdo del PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha para sacar adelante los Presupuestos es un paso importante que se une a la invitación de Page para que dos miembros de la formación morada entren en el gobierno de la región.

¿Quiénes manifiestan ahora su enfado o preocupación por este acuerdo de la izquierda en Castilla-La Mancha? Como no podía ser de otra manera, el PP que ya ha incrementado su campaña de desprestigio a través de sus múltiples portavoces y del delegado del Gobierno, José Julián Gregorio, un cargo institucional que debería comportarse de forma neutral pero que lanza graves acusaciones a Page por su acuerdo con Podemos.

También ha elevado su protesta el otro diputado de Podemos, David Llorente, a quien ha molestado que la consulta a las bases moradas no se haya deslindado: por un lado, el apoyo de los presupuestos y por otro, la posible incorporación al gobierno: “no hemos venido para ocupar sillones”, dice Llorente que podría ocupar la vicepresidencia de las Cortes en el caso de que el sillón quedara vacante al pasar García-Molina al gobierno de Page. Es una paradoja para deshojar como una margarita.

Han levantado la voz los “sanchistas” (¿alguien recuerda ya aquella guerra?) de algunas zonas de Castilla-La Mancha como La Sagra toledana. Otra paradoja: los podemistas son ahora socialistas y los socialistas, podemistas. Consideran en las redes sociales que el acuerdo se tendría que refrendar también por las bases socialistas, cuestión discutible cuando no existe aún en los Estatutos del PSOE el mecanismo en el caso de alcanzar un Pacto de Gobierno de coalición, algo que no ha sucedido exactamente. Finalmente, el propio Sánchez que da nombre a los “sanchistas” ha avalado el acuerdo, igual que Pablo Iglesias, líder de Podemos. De forma que la decisión de Page tiene la bendición de Ferraz aunque han matizado que se trata de una medida autónoma del PSOE de Castilla-La Mancha.

En definitiva que nuestra región se convierte en laboratorio de la unidad de la izquierda para, antes o después, echar del gobierno del Estado a los corruptos del Partido Popular.