Tengo sed: "Sitio"

Ayer mismo, 22 de marzo, primer día primaveral, el mundo celebraba el derecho, que la humanidad tiene al agua. Para todos e incluso para todo. Celebramos el Día mundial del agua. Revisando el mapa de la sequía, no supe responder cómo la sed se quita al mundo. Recordé cómo todo un dios en la cruz, en su quinta, de siete palabras, dijo "sitio"= "tengo sed". He recordado aquellas palabras, en la Herrera, reivindicando el agua del Júcar, que me dijo mi amigo, Presidente de Asaja-Albacete-: "Alcalde, el agua es una cosa muy seria, cuidado, por el agua se mata" Era Pepe Cuenca, agricultor prudente donde los haya. Exigencia mundial, petición celestial, advertencia sindical: el agua. Ahora, ayer y hoy, dice la Presidenta de CLM que, tras 28 años, en 1 ½ meses, el tema se ha resuelto. No es la primera que se atribuyen el don de la milagrería los dirigentes populares. Antes, con más contundencia, como le correspondía por título de Presidente de Presidentes, dijo Aznar "el milagro soy yo". Y sin embargo el Tajo tiene sed. No puede esperarse al 2027. A ese tiempo se han pasado las gachas. ¿Por qué no, desde ya, la reserva, antes de trasvasar? Se han reunido los Presidentes de las comunidades de Valencia (PP), Murcia (PP), Castilla La Mancha (PP), en sede propia (PP) de la calle Génova (Madrid). Tal para cual. Han acordado que el agua tampoco es para los peces. Se reduce notablemente en todas las estaciones de medición el caudal ecológico. Pobres ríos, devenidos a cauces de agua contaminada: "Abstenerse bañarse y por supuesto beber de esa agua", advertirán en sus riberas. Por lo que respecta a reservas para abastecimiento, los habitantes de Castilla La Mancha quedamos menguados a la mitad. Si "Mancha" es "mácula" latina: puedo prometer y prometo que "Mancha" es sin mácula, como en el Quijote es descrita. Si "Mancha" es, del árabe, "manxa", tierra seca, puedo atestiguar que en esta condición seca nos dejan para siempre estos milagreros de la calle Génova. Si "Mancha" es "manya", es verdad que somos un pueblo mesetario, al que, de nuevo, dejan en tierra de nadie. Ya lo decía mi madre: "Los milagros que tú hagas, que me los cuelguen a mí".

Manuel Pérez Castell