Discapacidad Moral

El señor David Atienza, diputado regional por el PP y persona con discapacidad física, ha desaprovechado, en el día de hoy en Guadalajara, una gran oportunidad de ser un referente dentro de una institución para el colectivo de la discapacidad. Sin embargo, lo que sí ha demostrado es ser un fiel siervo de sus jefes de filas, el señor Echániz y la señora Cospedal.

Aparte de los datos que ha ofrecido sobre el fraude en el mundo de la dependencia, datos que no van en concordancia con los ofrecidos por el IMSERSO, institución que, curiosamente, dirige el ex-consejero de Sanidad y Asuntos Sociales del PP de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, lo único que ha aportado es el refuerzo a las manifestaciones del señor Echániz, del señor García Ferrer y de la despistada Ministra de Sanidad, Ana Mato, que no es otra cosa que criminalizar a los cuidadores no profesionales de personas en situación de dependencia.

El porqué de todo esto es muy sencillo de asimilar, ya que los cuidadores en el entorno familiar son el único muro de contención para que la Ley de Dependencia no pase a manos privadas. Prueba de ello, en lo que se refiere a las declaraciones del señor Atienza, es haber nombrado en sus manifestaciones a una asociación la cual, como todos sabemos, tiene intereses creados, ya que representa a un sector privado y profesional.

En los últimos días hemos visto un ataque sin precedentes hacia el mundo de la dependencia, más en concreto, hacia todas esas personas que dedican todo su tiempo a cuidar de sus familiares, ya sean mayores, adultos o niños. Cuestión que realizan con todo el amor del mundo y habiendo tenido que dejar, en la mayoría de los casos, su puesto de trabajo para realizar dicha atención. Vacante que, por otra parte, queda libre para cualquier otro ciudadano.

Incluso la Ministra de Sanidad, Ana Mato, manifestó que por culpa de haber pagado los seguros sociales a los cuidadores no profesionales, las personas en situación de dependencia habían dejado de tener a su disposición 1.000 millones de euros. Ante esto, solo me caben dos preguntas posibles: ¿1.000 millones para las personas en situación de dependencia o para los intereses privados de los que quieren hacer negocio con la situación y salud de estas personas? ¿Cuánto habremos invertido los ciudadanos desde el año 1975 en pagar, por diferentes cauces, a todos los políticos de este país? Está claro que tanto los políticos como los cuidadores tienen el mismo derecho de tener su seguridad social, ya que ambos desarrollan un trabajo, aunque algunos el trabajo de cuidar a personas en situación de dependencia les parezca una quimera o fraude.

El señor Atienza presume de que el Gobierno regional ha encaminado sus políticas en dependencia hacia el sector privado en lugar de al sector del cuidador en el entorno familiar, lo cual basa en la mejor prestación y cuidados por parte del sector profesional. Parece mentira que, con sus palabras, este señor tenga una discapacidad física, porque su verdadera y preocupante discapacidad es la moral.

El trabajo que desempeñan a diario, en muchos de los casos 24 horas por 365 días al año, los cuidadores en el entorno familiar, es tan profesional como el que pueden desarrollar los profesionales del sector. Pero con una gran diferencia: "nunca podrán poner los profesionales del sector el mismo amor, lucha y esfuerzo que los propios padres, hijos, hermanos o parejas de las personas en situación de dependencia", De esto no hay duda posible, por muy profesionales que sean, cuestión que nunca pondré en entredicho.

Aun así, reto al señor Atienza, o al que se ponga por delante (da igual cargo o profesión), a que ponga un profesional en cada casa, por supuesto, en las mismas condiciones que la persona en situación de dependencia necesita, es decir, en la mayoría de los casos 24 horas al día por 365 días al año, tal y como desarrollan los cuidadores en el entorno familiar, y todo ello "por el módico precio de entre 0 y 475 euros al mes y sin seguridad social".

Aunque algunos sueñen con el regreso de la esclavitud, no creo que se aventuren en promocionar trabajos de esta índole. Bastante tenemos ya con la reforma laboral.

Pero lo más grave, aún si cabe, es ver cómo este señor, que va en una silla de ruedas, haya olvidado el desamparo que ha tenido el mundo de las personas en situación de dependencia y sus familiares durante décadas, y que gracias a una ley sus derechos fundamentales están protegidos. Porque el mayor derecho que tienen todas estas personas, esencia fundamental de la Ley de Dependencia y del propio ser humano, es no separar, siempre que se pueda, a las personas en situación de dependencia de su entorno familiar. Entre otras cuestiones, porque no son bichos raros, sino personas que tienen más categoría que este diputado y sus jefes de filas.

No sé si, al igual que otros muchos, este señor se está sembrando el futuro en una empresa privada (si no lo está ya, cuestión que ni sé ni me importa) o, por lo contrario, su discapacidad moral está tan agudizada que no le queda ni un ápice de dignidad hacia las personas en situación de dependencia y sus familiares.

El tener que moverse en una silla de ruedas, como este señor, es, sin duda alguna, una dependencia, al igual que todos dependemos de algo en la vida, porque, realmente, todos somos dependientes. Pero el depender de poner la alfombra roja a sus superiores para ganarse las habichuelas, aun a sabiendas de la indignidad, inmoralidad y falta de vergüenza que ello conlleva, tal y como hace el señor Atienza... "no es una dependencia, es una crueldad sin precedente alguno".

Tengo la esperanza de que al señor David Atienza le quede todavía alguna neurona en condiciones dignas de mención, por lo que, de ser así, probablemente recapacite sobre la siguiente reflexión: "Un hombre tiene que tener siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo y cuando comprenda que obedecer órdenes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía podrá dominarle".

Enrique Rivas Díaz,
Portavoz de la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia en CLM.