Nuevos actos de piratería (o bellaquería) contra dclm.es

Como habrán podido comprobar los lectores en estas últimas horas, <b><u><a href='http://dclm.es' target='_blank'>dclm.es</a></u></b> no funciona con normalidad debido a la sucesión de ataques informáticos que de nuevo está padeciendo este diario digital que ya sufrió otras andanadas (más que actos de piratería) en épocas pasadas.

Las primeras investigaciones apuntan a que algunos internautas que, por fortuna, son minoría en la Red y conciben su exhibición de conocimientos como una demostración de fuerza devastadora para los demás, están intentado capturar las contraseñas y claves de seguridad de nuestra Intranet con el fin de convertirse ellos mismos en autores improvisados del periódico. Es tal el ímpetu o más bien la brutalidad con que han intentado obtenerlas que en varias ocasiones han echado abajo el servidor donde está alojada esta página web y también muchas otras. Evidentemente, los contrafuegos alfanuméricos les han impedido llegar a su objetivo, pero han ocasionado un perjucio muy importante no solo a los usuarios de <b><u><a href='http://dclm.es' target='_blank'>dclm.es</a></u></b>, sino también a miles de personas que disfrutan de un servicio digital alojado en el servidor que compartimos.

De ahí que, como ya hicimos con anterioridad, estos hechos delictivos se hayan puesto en conocimiento de la Unidad de Delitos Telemáticos de la Policía Nacional, cuya extraordinaria eficacia está fuera de toda duda. Y no es un cumplido gratuito porque ya tuvimos la oportunidad de comprobar que en el ataque registrado hace unos años localizaron e identificaron al autor que llegó ante los tribunales, aunque este periódico prefirió no seguir adelante con el proceso judicial por tratarse de un menor de edad. En todo caso, una lección quedó muy clara para los que somos demasiados bisoños o legos en las nuevas tecnologías con aquella experiencia desagradable. Las correrías perpetradas en Internet dejan tanto rastro o más que las cometidas en la era analógica. Son tantas las huellas, desde la dirección IP interna y externa de los ordenadores que se utilizan (aunque sean <i>secuestrados</i> de otros equipos) hasta la geolocalización exacta del responsable, que quienes piensan que la Red y el anonimato son sinónimos están muy equivocados.

Lo cierto es que frente a las piraterías (o bellaquerías) de quienes se regocijan destruyendo la labor ajena, <i>motu proprio</i> o por algún oscuro encargo que nadie acierta a comprender, una jornada más este rotativo digital sigue adelante para alivio y júbilo de unos y desesperación y rabia de otros.