¿Qué pasaría si algunos políticos se fueran definitivamente de vacaciones?

¿Qué sucede cuando los políticos se van de vacaciones?, ¿que pasaría si algunos políticos se marcharan definitivamente de vacaciones?

En primer lugar, las noticias se acercarían mucho más a la realidad. Hablaríamos del calor, de deportes, sucesos, cotilleos, descubrimientos científicos, el sol y la luna, filosofía, tecnologías de la información, salud y nutrición, la marcha de la economía, el precio de las viviendas y de los melones. Puede que volviéramos a contar chistes y a vivir gratas veladas con toda la familia.

Seguramente se reduciría bastante la crispación tanto en los medios de comunicación, las tertulias, como en los hogares porque al final los medios somos espejos y porque uno de los objetivos de determinados políticos es elevar los niveles de cortisol para indignar a unos contra otros y buscar adhesiones basadas en el odio al contrario.

A algunos políticos no se les echaría mucho de menos porque no aportan nada más que mentiras, medias verdades, bulos e insultos. Viviríamos mucho mejor sin ellos, les podríamos pagar entre todos unas vacaciones eternas. Son políticos prescindibles.

Nos quedaríamos solo con los políticos que trabajan para tratar de mejorar la vida de las personas, con sensatez, con diálogo, con solidaridad y seguramente las noticias seguirían siendo con ellos sociales, sentiríamos empatía y simpatía, nos sentiríamos apoyados y arropados y la llamada vida política dejaría de ser una preocupación para convertirse en algo de la familia, un apoyo para sentirnos todos más seguros.

Es probable que muchos hayan ya identificado a esos políticos prescindibles que solo abren la boca para incitarnos a odiar al contrario y que solo persiguen un objetivo: echar al gobierno para ocupar su lugar: ¿qué pasaría si los Donald Trump, los Netanyahu, los Milei, los Putin, los Aznar, los Feijóo, los Abascal, las Ayuso, los Puigdemont, los Alvise o los Maduro se fueran de vacaciones todo el año?

elObservatorioDCLM