Page y su laberinto en el Psoe

En declaraciones a medios nacionales como La Razón y Onda Cero, el secretario del Psoe en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha dicho que en España hay “demasiados pequeños partidos que mandan demasiado y han puesto al PSOE en una situación laberíntica". Page duda de que su partido pueda salir de este laberinto, lo que puede generar desafección de los ciudadanos hacia el PSOE: “existe un mayor riesgo de que mucha gente termine por no reconocernos”.

Visto con una perspectiva más amplia, el laberinto y la desafección ya existen en el panorama político global. El Partido Popular, Vox, Sumar y esos partidos pequeños como Junts también se buscan en su propio laberinto. No resultó sencillo para el propio Page gobernar en su día con los necesarios votos de un partido pequeño como Podemos ante el que tuvo que realizar cesiones como ofrecer cargos relevantes en su gobierno.

Pero el problema de la pérdida del afecto de los ciudadanos hacia la política parece más amplio. Además de la falta de diálogo o de acuerdos institucionales y el alejamiento de los líderes políticos hacia las personas, cada vez más los partidos basan todo su esfuerzo en alcanzar el poder por la única vía del enfrentamiento con el contrario: el frentismo y la crispación permanente han construido las paredes de un laberinto artificial que levanta muros y se aleja cada vez más de los ciudadanos. Las polémicas, que se alargan y se repiten para destruir la imagen del contrario, el evidente quítate tu para ponerme yo, contrasta con una vida real con problemas reales y una tendencia natural a desconectar de ese conflicto permanente, cada vez más complejo y ajeno. Las personas ven series de televisión en sus casas, se distraen con las redes sociales y con sus amigos, salen a divertirse y, en vez de una solución, sienten el tráfago político como un problema. Ya no es tan fácil sumar adeptos a través de impactos mediáticos porque existen sospechas de un entramado con un fin concreto. 

En los últimos años, la mayoría de los partidos políticos españoles y sus líderes han abandonado la vieja idea de ser valorados por los ciudadanos en función de su trabajo intelectual, sus valores humanos y su buena gestión de los problemas reales. Solo se busca el voto por la destrucción del contrario.

En ese laberinto de crispación y frentismo, puede que una tarea más encomiable resulte el tratar de buscar una salida, más que seguir construyendo muros para ampliar el laberinto.

elObservadorDCLM