La semilla de la incitación al odio

Es un juego peligroso porque el frentismo político se puede ir de las manos. Lo vivimos en España con el terrorismo en el Pais Vasco y en Cataluña con los enfrentamientos en las calles. 

Los políticos nacionalistas y nacionales alimentan una estrategia para enervar a los ciudadanos y llega un momento en que su discurso se les va de las manos. Tiene mala solución porque esa dinámica precisa de un permanente aumento del tono y siempre resulta fácil encontrar argumentos para echar más leña al fuego.

La razón se pierde en los discursos políticos apocalípticos y matonistas, cuando se quiere dar marcha atrás ya es tarde y la onda expansiva, incontrolable.

Entonces, los políticos que han propiciado el enfrentamiento entre los ciudadanos miran para otro lado y hablan de diálogo y de paz sobre el campo de batalla sin reconocer nunca su responsabilidad. O aseguran que no son adivinos para saber que no existían armas de destrucción masivas, después de asegurar los contrario.

Y todo, obviamente, por llegar al poder en regiones o en el Estado, con el arma del frentismo permanente, en vez de trabajar unidos por la paz y el progreso de España.

elObservadorDCLM