Puigdemont, el mutualismo y el oficio más antiguo del mundo

El nacionalismo en general y Puigdemont en particular son los mejores aliados de la derecha española. No pactan con la derecha porque los nacionalistas no quieren, pero sí les dan muchos votos porque PpVox y sus voceros se aprovechan todo lo que pueden del fenómeno, les encanta Puigdemont igual que les encantaría que se convocaran nuevos referéndums ilegales, que las calles de Cataluña se incendiaran y que ETA renaciera en el País Vasco; de hecho, ellos la mantienen viva en su imaginario, en su argumentario y en su máximo provecho político.

Es sabido que al nacionalismo le interesa un gobierno nacional pupulista y fuerte y también la viceversa, porque ambos obtienen provecho de la confrontación. Simbiosis o mutualismo, como el pez globo y la gamba ciega, como los picabueyes y los bueyes.

Todo lo demás es pura hipocresía. Puigdemont se ha convertido en un objeto para el aprovechamiento político y un sujeto para una prestación voluntaria negociada de servicios remunerados, que viene a ser el oficio más antiguo del mundo. 

Y eso es algo real que sí debe preocuparnos: que el uso de los votos de Junts y de nacionalistas vascos se traduzca en unas ventajas para sus territorios que no lleguen a otras regiones como a Castilla-La Mancha, por ejemplo.

Eso es algo que siempre debe mantener muy atentos a los gobiernos de regiones que no son decisivas para formar una mayoría en España. 

El PP también sucumbió a las presiones nacionalistas cuando le apoyaron para llegar a La Moncloa. Lo hicieron siempre con nacionalistas catalanes, vascos y con los veletas de Canarias que hacen aguas por todas partes. 

Al final, lo verdaderamente importante son las políticas reales de los gobiernos y por eso debemos juzgarles. A eso sí que hay que estar también atentos.

elObservadorDCLM