Vida y milagros de un bulo

Pensaron que serviría a sus intereses lanzar un bulo y el bulo fue rodando hasta convertirse en una gran mentira. En días sucesivos y en desigual pugilato, no dudaron en enfrentar su mentira con la débil verdad, improvisando una lógica de justificaciones y ramificaciones adornadas de nuevas mentiras que se expandieron por esporas naciendo del viento otras cientos de ficciones asexuadas, ansiosas de encontrar su sitio en una atmósfera propicia, fluyendo hacia universos locales, pescando en las redes, colándose por los rincones improvisados de todos los confines. 

Una nueva realidad había ya emergido de aquel bulo primigenio, un edificio consolidado, firmemente asentado sobre el cemento armado y combativo, un ejército de mentiras genuinas desfilando  implacables ante nuestros ojos sobre un escenario verdadero donde excelentes y mediocres actores agitaban y adaptaban en cada función sus papeles escritos por los guionistas de la ficción, el argumentario de un nuevo paisaje donde los tentáculos del jardín del pulpo se enredaban con las ramas tupidas de la trepadora enredadera. Nadie era ya capaz de distinguir la luz de las nieblas, lo que era de lo que fue, el algo del todo y, en particular, por qué empezó todo. 

Así pasaban los días sucediéndose el milagro: en medio de tanta confusión interesada, todos tenían muy clara su verdad y estaban dispuestos a dar su vida por defenderla.

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