Nos dieron las campanadas

Uno de mis deseos para el año que empieza es que pueda comerme las uvas el 31 de diciembre de 2023 viendo cualquier cadena de televisión sin atragantarme. No por las uvas que en eso tengo suficiente pericia sino por el espectáculo que nos ofrecen. Eché de menos el reloj de la Puerta del Sol solo, dando las doce campanadas en plano fijo sin nadie que me hiciera avergonzarme y pensar si en un acontecimiento tan relevante para tantos miles de espectadores no es posible buscar un par de presentadores más dignos de nuestro tiempo y, sobre todo, de nuestros deseos de felicidad, salud, fuerza y belleza. Todo lo contrario, mi televisión parecía infectada por aquel virus enemigo que definía mi amigo el poeta como poco práctico por su falta de belleza.

Las cadenas privadas pueden vender sus productos como quieran, con su mal gusto habitual en estos últimos años, pero la televisión pública, Televisión Española, no debería obligarnos a buscar otros canales desesperadamente a ver si encontramos algo al menos normal, un par de seres humanos que den paso al año sin hacernos pensar qué hemos hecho tras sobrevivir a tantos meses de padecimientos para, además, tener que soportar este final que no nos merecemos. Que busquen entre su propia gente, seguro que encuentran a un par de periodistas o presentadores desconocidos que nos inviten a comer las uvas al menos con un poco de paz y de amor. Que tanta falta nos hacen.

Nos dieron las campanadas.

elObservadorDCLM