Por dónde les entró y por dónde les ha salido el discurso del Rey al PP y a Vox

Al Partido Popular y a Vox el discurso del Rey les entró por un oído, les ha salido por el otro y en el camino, más o menos en medio de su cerebro político, decidieron que no eran los señalados sino los elegidos, haciendo así una vez más gala de su infinita hipocresía.

El Rey señaló directamente a la derecha española cuando dijo: “Un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece”. 

Se trata de algo obvio, que todos compartimos excepto algunos partidos nacionalistas y separatistas. También PP y Vox son plenamente conscientes de que durante los últimos años se han dedicado exclusivamente a dividir y a enfrentar al país, incluso en los peores momentos de la pandemia y de la crisis económica derivada de la guerra de Putin. Han dividido y nunca han sumado esfuerzos para fortalecer a España porque su estrategia es precisamente debilitarla, mostrar una España caótica en la que todo va muy mal para culpar al gobierno y ocupar cuanto antes su lugar. No solo no han apoyado, no solo no han sumado, sino que han estorbado, entorpecido y dificultado, han tratado por todos los medios de generar desconfianza en el presente y el futuro de España, han acudido a las instituciones europeas a hablar mal del gobierno e incluso para tratar de que no llegaran las ayudas a España cuestionando su reparto; han crispado la vida política y han sembrado esa crispación en la sociedad generando enfrentamientos en todos los ámbitos.

También apuntó el Rey al Partido Popular cuando se refirió a nuestra Constitución como referencia de nuestros valores donde “los españoles debemos seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso”.

El Partido Popular, que elogió el discurso navideño del monarca, es plenamente consciente de la veracidad de estas palabras, pero en realidad ha catalizado en su día a día un discurso permanente de división en un intento constante de alentar precisamente todo lo contrario, la inestabilidad, la desunión y el retroceso.

Es una triste pero radical realidad que se agrava cuando desde el PP y Vox alaban las palabras del Rey en vez darse por aludidos, reconocer su error consciente y cambiar su actitud: para empezar, tratando de fortalecer a España apoyando medidas sensatas en medio de las crisis y, para seguir, cumpliendo la Constitución dejando atrás el bochornoso espectáculo de la renovación de los órganos judiciales. Su empecinada negativa, que coloca ya con el mandato caducado durante más de cuatro años al Consejo General del Poder Judicial, se ha convertido en un esperpento que daña la credibilidad de los jueces y ha llegado a poner en jaque a nuestra democracia con la invasión de la soberanía popular, haciendo así temblar los pilares de nuestro Estado de Derecho.

elObservadorDCLM