Templos de mercaderes, mundos paralelos y ángeles turiferarios

Durante casi ya cuatro años el Partido Popular ha conseguido ignorar a la Constitución Española bloqueando, con notable éxito y las más delirantes excusas, la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pero esa no ha sido, sin embargo, la principal fechoría de la que deben sentirse particularmente orgullosos, porque, además, han conseguido hacer creer durante más de mil días que no han sido ellos los culpables del bloqueo sino el Partido Socialista, el Gobierno o su presidente, Pedro Sánchez. 

¿Cómo ha conseguido el PP mantener tan singular y prolongado engaño, igual que otros de diversa índole hasta lograr también que buena parte de la opinión pública esté dispuesta a jurar en TikTok que el pasado verano ha sido el más gélido y lluvioso de toda la serie histórica desde que se disponen datos en el hemisferio derecho, al Norte de los Siete Reinos?

Si alguien escucha música celestial en la ducha y la sigue oyendo cuando intenta practicar una serie de abdominales en el banco del gimnasio, puede que termine contemplando un coro de ángeles turiferarios echando humo por las orejas mientras una banda de tuertos truhanes, forajidos del circo de los horrores nos obliga a engullir una realidad paralela a través de nuestros atormentados sentidos.

En otras palabras, el PP ha contado durante esos más de mil días con la complicidad de medios de comunicación suficientes para mantener como una nube de smog esa y otras falacias que diseñan cada noche de insomnio en el laboratorio de ocurrencias y distopías generadoras de relatos e imágenes holográficas de mundos imaginarios, donde ellos son los que bajan los impuestos a los ciudadanos, llenan la hucha de las pensiones, inyectan transfusiones a la Sanidad Pública y son, además, los paladines de la honestidad que nunca hacen negocio con el dinero público, que nunca saben nada de tramas corruptas y ahí están sus jueces para argumentarlo en sus justísimas sentencias absolutorias.

De nada sirve que el Papa Francisco salga cada domingo al balcón del Vaticano para decirle a la Cope que la espiritualidad y la trascendencia eran otra cosa, que no había que trascender al gobierno sino al cielo, que ganarse el cielo es penitencia muy diferente al adoctrinamiento político y que no es la homilía de los obispos una máquina de inquina permanente contra un gobierno que intenta por todos los medios, y muchas veces lo consigue, ayudar a los más necesitados; que recuerden, aunque sea de oídas, la historia que contó Mateo, "de cómo Jesucristo expulsó del templo a todos los que vendían y compraban allí, y los bancos de los cambistas y las jaulas de los que vendían las palomas arrojó al suelo y les dijo: Está escrito: mi casa será llamada casa de oración, y vosotros la habéis hecho casa de ladrones”, leasé, los mercaderes de la Iglesia en complicidad descarada con el más egoísta capitalismo.

No es fácil desgranar ni desenmascarar este confuso y confundido mundo donde poco es lo que parece o lo que parece es una realidad suplantada por un póker profano de intereses.

La pantomima de Vox y la calima del PP tratan de ocultar por todos sus medios que un gobierno puede ayudar a la gente cuando vienen malos tiempos y que ese gobierno real merece el reconocimiento de quien hace lo que debe. Así de sencillo.

elObservadorDCLM