La distancia entre Ursula von der Leyen y Paco Núñez

Son del mismo partido pero su comportamiento tanto político como humano es radicalmente distinto. Von der Leyen es la presidenta de la Comisión Europea y miembro de la CDU alemana, es decir una política conservadora, compañera del PP en el Partido Popular Europeo. Paco Núñez es el presidente del PP en Castilla-La Mancha. 

Lo único que parece unirles es, pues, que pertenecen al mismo partido político pero sus diferencias son abismales, lo mismo que separa la realidad o la autenticidad del enredo o la ficción, la elegancia de la vacuidad.

Ursula es una persona comprometida que conoce muy bien la realidad, sabe lo que se trae entre manos, mide su nivel de responsabilidad y trata de actuar en consecuencia, en este caso para paliar en lo posible y entre todos la durísima crisis que vive Europa como consecuencia de la pandemia y de la guerra de Ucrania.

“Juntos, ahorramos energía para un invierno seguro”. Con palabras como estas, Ursula von der Leyen ha aplaudido públicamente las medidas de ahorro energético aprobadas por el gobierno de España, incluso ha destacado en sus redes sociales el esfuerzo de España por controlar el gasto.

La diferencia es abismal. La estela irresponsable que marcan Génova, Ayuso, Feijóo, y, obviamente, el PP de Castilla-La Mancha, sigue siempre la misma secuencia: tratar de ridiculizar y negarse a apoyar cualquier medida que ayude a mejorar ahora o en un futuro la vida de los españoles; ridiculizar el trabajo del gobierno de España y el de Castilla-La Mancha; estorbar lo más posible sin aportar ninguna ayuda; lanzar constantes titulares en sus innumerables medios de comunicación destacando las previsiones más pesimistas y culpando de todo,  de la pandemia, la guerra o la crisis internacional al gobierno con un único y obsesivo objetivo: quítate tu para ponerme yo.

Cuando Europa ha lanzado el mensaje, absolutamente necesario y sensato,  para que todos los países del entorno colaboremos en el ahorro energético y el gobierno de España ha hecho la tarea aplaudida por la presidenta del ejecutivo europeo, todo ese aparato de la derecha española ha vuelto a negarse a colaborar y, en la misma línea de Génova o Ayuso, Paco Núñez, se ha referido a la medida como un capricho, una improvisación y una ocurrencia, es decir que se ha aprendido y ha repetido como un papagayo el argumentario negacionista de Génova. Y, como es también habitual, ha tratado de enfrentar a García-Page con Pedro Sánchez, exigiendo al presidente de Castilla-La Mancha que se pronuncie y que reclame una conferencia de presidentes para seguir negándose a lo evidente y conseguir nuevos titulares. 

Existen muchas maneras de calificar este comportamiento insolidario, cicatero, interesado y, sobre todo, antiespañol porque su fin último es estorbar para que las cosas vayan en España lo peor posible con el único fin de culpar al gobierno y utilizar todo su poder mediático para influir en el electorado de izquierdas para que no acuda a las urnas porque nunca gobernaría la derecha en España si solo le votaran quienes se van a beneficiar luego de las políticas reales de sus gobiernos, no de las que pregonan antes, desde la oposición: bajada de impuestos que luego suben; mejoría del paro que luego empeora; defensa de lo público como la sanidad que luego laminan.

Cada vez queda más claro que existen intereses de poderes fácticos ajenos al Partido Popular que son los que manejan al partido, colocan y eliminan a sus líderes cuando piensan que no responden a sus intereses, poderes que tratan de situar al PP en el gobierno para luego beneficiarse de sus decisiones. Y una vez más cabe preguntarse el motivo por el que el PP, ahora de Feijóo, se niega a cumplir la Constitución renovando el Consejo General del Poder Judicial. El poder judicial.

Ursula von del Leyen es una política con altura suficiente para distinguir lo que necesita Europa de los juegos de artificio de un grupo de presión al que poco le importan más que sus intereses particulares.

Gloria Gallas