Agresiones a sanitarios

En los años 2019 y 2021 se ha registrado un terrible récord: las mayores cifras de agresiones a médicos por pacientes o familiares. En Castilla-La Mancha, el Sescam ha decidido aumentar las medidas de seguridad tras los daños sufridos por una sanitaria de Camarena, en Toledo. 

El año pasado, segundo de la pandemia, las agresiones a la profesión médica se dispararon un 39 por ciento, con más de 600 ataques. Desde el año 2011, han sufrido agresiones más de 5.600 sanitarios, la mayoría de ellas con insultos y amenazas, pero también con lesiones físicas. De todas esas agresiones, el 62 por ciento han sido sufridas por mujeres y la mitad de todas ellas en la Atención Primaria, seguida de los hospitales y urgencias.

Vivimos tiempos de confrontaciones personales alentadas en redes sociales, los medios de comunicación, en tertulias públicas y también como espejo de comportamiento de las permanentes disensiones políticas donde el diálogo o el acuerdo son una rara excepción: acoso y derribo.

Los pacientes acuden a sus médicos pensando, lógicamente, que lo suyo es lo más importante, lo único importante. Muchas veces no están de acuerdo con el tiempo de espera ni con el trato recibido y en ocasiones exigen que el médico les recete lo que ellos proponen. En otros casos reclaman la baja temporal e incluso un poco de cariño.

En estos últimos años, la sanidad se ha desbordado y muchos sanitarios han sufrido tanto profesional como físicamente. En algunas regiones como Castilla-La Mancha, la Junta han aumentado los contratos, pero en otras como Madrid han continuado con los despidos y la atención en la sanidad publica se ha resentido mucho.

Hemos descubierto estos últimos años de pandemia la relevancia de la sanidad pública aunque algunos políticos, como hizo el gobierno del PP de Cospedal en nuestra región, intenten laminarla para fomentar la sanidad privada.

En todo caso, no deben tolerarse las agresiones ni en el ámbito sanitario ni en ningún otro por mucho que a veces nos parezca que estamos cargados de razón.

Todos debemos aflojar un poco.

elObservadorDCLM