¿Distorsión de la historia, Justicia o adoctrinamiento?

Repasar la historia a veces, tiene sorpresas agradables y otras desagradables. A veces nos ayuda a entender el presente y a veces nos llena de preguntas el pasado.

Repasar la historia tiene de bueno, el evitar “tropezar dos veces” con la misma piedra, pero a veces repasar la historia te lleva a cuestionarte aquello que hasta ahora era normal.

En el año 1972, últimos años del régimen franquista, España se convierte en la anfitriona del primer Festival Iberoamericano de la Canción, más conocido como el Festival de la OTI. En aquel momento, el representante de México, Alberto Ángel, se presentaba con una canción titulada “Yo no voy a la Guerra”.

El régimen franquista censuró la canción, por lo que México no pudo participar en el festival.

Es difícil entender por qué la “extrema derecha” de un país católico, apostólico y romano, con el Opus Dei en el Gobierno y que solo mantenía relaciones diplomáticas con El Vaticano y Argentina, prohibía una canción cuyo texto simplemente hablaba del “amor al prójimo” de “no querer matar”, lo mismo que el catecismo de la Santa Iglesia Católica.

En el texto dice “Yo no voy a la guerra, ciudadano del mundo yo soy”, “Detrás de cada frontera, un amigo su mano me dio”… Claro el texto se complica cuando dice “por la esposa que espera al soldado que nadie enterró” y esto debió ser lo que provocó el rechazo del Gobierno franquista. Había y aún hay hoy tantas esposas, hijas, nietas, biznietas (en femenino y en masculino) que están todavía esperando al “soldado que nadie enterró” porque lo dejaron en una cuneta, en una fosa común de un cementerio o en algún lugar de “cuelgamuros”… Para quien tiene “mala conciencia” toda una provocación y por lo tanto la expulsión de México del Festival, aunque la versión oficial fue que la canción tenía “un mensaje político que contravenía las normas del Festival”.

Si queremos entender por deducción las normas del Festival y entendiendo que el mensaje político estaba en contra de ellas, ¿lo que patrocinaba entonces el festival de la OTI era “Yo si quiero ir a la guerra”, “Yo si quiero matar”?.

Como quiera que fuera el mexicano volvió a su país sin cantar y los ganadores fueron los brasileños Claudia Regina y Tobías con la canción “Diálogo”. El segundo puesto fue para el cantante Basilio que representaba a Panamá con la canción ¡Oh Señor!, y el tercer puesto fue para Marisol, representante de España, con la canción de Manuel Alejandro “Niña”.

Si te ha llamado la curiosidad este despropósito y consultas la biografía del cantante mexicano en Wikipedia verás que para los mexicanos ese primer festival de la OTI celebrado en España lo ganó México.  

¿Distorsión de la historia? ¿Justicia? ¿Adoctrinamiento? Mentiras como catedrales o verdades a medias ¿qué más da? De esa canción no se acuerda nadie, como tampoco nadie se acuerda de la ganadora. Es cuestión de amor propio por parte de los mexicanos ante una terrible injusticia y de vergüenza ajena por los españoles que censuraron la canción.

Y es que, sin lugar a dudas, la historia… pone a cada uno en su sitio.

P. Moratilla