Los petardos de Vox que ya no asustan ni a los perros y las ingenuas provocaciones de Paco Núñez

Se acerca la Noche de San Juan y los psicólogos expertos en animales tratan de averiguar la fórmula para que perros y gatos no entren en pánico. Vox basa la mayor parte de su política o toda su política en lanzar cohetes y petardos en un espectáculo de luz y sonido que conlleva necesariamente echar más leña al fuego para que sus seguidores vayan saciando su hambre de traca. Este tipo de adicción a la verborrea iracunda corre el riesgo de estancarse o de pasar de moda, a no ser que estos charlatanes de la política española afilen más sus cuchillos y apunten con sus pistolas dialécticas, de la misma manera que los nacionalistas han necesitado siempre aumentar sus demandas territoriales o quejarse más y más por el abandono del gobierno del Estado para mantener en ascuas a la audiencia de su tribu y que les sigan votando.

La ideología de los nacionalistas es la defensa de su tierra, la ideología de Vox es un batiburrillo insondable, mezcolanza de bueyes de carga sin visión periférica, con reminiscencias de la dictadura nostálgica en la que unos cuantos se permitían imponer su voluntad por encima de la ley y del resto de los ciudadanos, obligados a rendirles pleitesía. Como Vox es un invento del PP para cosechar votos por su derecha, la sección franquista que responde a este perfil con intereses económicos muchas veces espurios, no dudará en pasarse a las filas de Feijóo dejando con el culo al aire a los que gustan de las tracas nocturnas por carecer de luces propias como nuestro satélite, la luna.

Otro riesgo de Vox es que se ponga de moda la moderación ahora que flojean los programas del corazón expertos en pasear la crispación de famosos y famosillos por los cuartos de estares de España durante tantos y tan aciagos años en que nos han instruido sobre las múltiples maneras de poner a parir a quien se cruce en nuestro camino.

En esa tesitura, el PP de Castilla-La Mancha duda entre la crítica permanente y la permanente crítica. Su líder, experto en fuegos fatuos, Paco Núñez intenta ahora enfrentar a García-Page con Pedro Sánchez, quejándose ante el padre Federico Jiménez de que Page "no se ha atrevido a llevar la contraria a Sánchez ni una sola vez". La verdad es que Page y el PSOE de Castilla-La Mancha han reclamado lo que consideraban necesario para nuestra región y han llevado la contraria al gobierno del Estado, fuera del signo que fuera, cada vez que se atentaba contra nuestros intereses, mientras que el PP de Castilla-La Mancha no se ha atrevido a llevar la contraria a Génova ni una sola vez o nunca y ha tragado con temas como el trasvase, los destrozos en nuestra sanidad pública, la educación rural o en los intentos de colocarnos un basurero nuclear en Cuenca. Veanse las muestras del Gobierno del Estado atendiendo una reclamación de Page o el enfado de la alcaldesa de Talavera por el incumplimiento de los caudales ecológicos del Tajo.

El día que Núñez o el PP de Castilla-La Mancha lleven la contraria a Génova para defender a Castilla-La Mancha tendremos que tirar cohetes y hacer sonar las campanas de los campanarios. Parece que, en este caso, perros y gatos no deben preocuparse.

elObservadorDCLM