Los que no estaban preparados para la democracia

Cuando yo era pequeño, se extendió por ahí la frase de que “España no está preparada para la democracia”. Me encontraba entre los muchos a quienes nos asustaba esa frase como si algo desconocido fuera a pillarnos desprevenidos con no se sabe qué consecuencias. 

Luego llegó la democracia y supimos que la mayoría sí estábamos preparados. Y no solo preparados, sino que ese era nuestro estado natural bajo las tres mágicas palabras que resumían los derechos humanos: igualdad, fraternidad y libertad. 

Pero en el transcurso ya de más de cuarenta años, lo que hemos descubierto es que precisamente quienes aireaban esa frase eran los que no estaban preparados para la democracia porque querían seguir campando por sus fueros, sus leyes sin justicia al menos para ellos, sus caprichos y una forma de actuar que luego bautizamos como corrupción. Ellos no tenían intención de estar preparados para la democracia porque desde su posición pensaban seguir actuando desde la prepotencia con la más absoluta impunidad, alterando normas y manchando instituciones. Su España no estaba preparada para nuestra democracia.

El Partido Popular, heredero de esa idea, no estaba preparado para que medios de comunicación libres dieran a conocer sus prácticas mafiosas durante más de treinta años y que una justicia supuestamente imparcial investigara, sentara en el banquillo y sentenciara a muchos, no todos, los culpables.

Tampoco parece que el primer rey después de la dictadura estuviera preparado para la democracia, aunque tanto supimos que la había defendido durante el asalto al Congreso del teniente coronel Tejero.

No estaban ni están aún preparados para la democracia quienes se aprovechan del dinero público para llevarse mordidas inmorales, para esconderlas en paraísos fiscales, quienes defraudan a Hacienda o quienes montaron desde el ministerio del Interior y desde la sede de Génova una operación para ocultar pruebas de que, en efecto, no estaban preparados para ser como el resto de los ciudadanos españoles, trabajadores honestos que no se ven en la obligación de montar tramas ni de volver a la manipulación en medios de comunicación como sucedía antes de la llegada de la democracia para la que el resto de los españoles sí estábamos preparados.

elObservadorDCLM