Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa

Se debate y se vota en el Congreso la convalidación del decreto anticrisis. Es muy importante para los españoles porque significa seis mil millones de euros en ayudas directas y otros diez mil millones en líneas de crédito. Si el decreto no se convalida dejaría de aplicarse la rebaja de 20 céntimos en el precio del combustible que ya está en vigor; tampoco se aplicarían las rebajas de impuestos para abaratar el precio de la electricidad, ni la prohibición de subir el gas, decaería el tope de la subida de los alquileres, no se podría aumentar un 15 por ciento el Ingreso Mínimo Vital. Si el decreto no sale adelante se anularían las ayudas directas a transportistas y los fondos directos para la ganadería, la agricultura y la pesca.

Es, por tanto, un decreto de tanta relevancia para España y para los españoles que nada ni nadie puede justificar su negativa a apoyarlo. Mucho menos, los políticos que tanto han protestado por la crisis económica derivada de la pandemia y de la guerra de Ucrania. Tampoco los políticos que han apoyado la huelga de transportistas o que se han hecho fotos con las vacas.

Pero lo que sucede es una auténtico esperpento. El Partido Popular pone como condición que también se aprueben todas las propuestas de Feijóo, en la misma línea que Casado se opuso a la renovación del Consejo General del Poder Judicial que lleva más de tres años incumpliendo la Constitución. Da toda la sensación que el PP está esperando a que termine la interminable serie de juicios pendientes por su demostrada trama de corrupción para dejar de poner excusas.

Lo del decreto es más grave aún porque los patriotas son capaces de no apoyar unas medidas que benefician a todos los españoles para lanzar a su nuevo líder que ya no parece tan nuevo, al menos en su manera de hacer política.

Algo parecido pero más complejo aún sucede con los independentistas catalanes. Las escuchas telefónicas son el arma que utilizan para no apoyar el decreto. El asunto es grave y muy discutible, muy opinable. Pero en política y en la vida deben separarse las cosas que nos benefician de las reivindicaciones por muy legítimas y justas que parezcan. Una cosa es el decreto anticrisis que nos beneficia a todos y otra que los espiados ejerzan todo tipo de medidas que consideren convenientes.

Hablamos de madurez democrática, de autenticidad y de dejar de utilizar cualquier argumento para tratar de lesionar al gobierno castigando a los españoles.

El final se rubrica con otra enorme paradoja ya que el decreto que beneficia a todos los españoles sale adelante gracias a los votos de los demonios antiespañoles de Bildu, los separatistas tan vilipendiados por los patriotas.

elObservadorDCLM