La guerra de Troya entre genoveses y puertadelsoles

Al final estalló la guerra antes que la de Ucrania, pero en este caso se trataba de una guerra homérica entre dos grandes potencias del Partido Popular: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Reinaba tal confusión que ya no se sabía si el caballo de Troya, con su escotilla escondida en el flanco derecho, había entrado en la ciudad de Génova para derrotar a las tropas de Pablo Casado o si los aqueos lo habían introducido con nocturnidad en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol para acabar con los centinelas y pillar in fraganti a Miguel Ángel Rodríguez viendo pelar sus propias barbas y urdiendo la derrota de forma definitiva y contundente al ejército troyano tras la confusión generada por las elecciones de Castilla y León. No en vano genovistas y puertasolistas estaban ya curtidos en mil intrigas contra el enemigo común y, ya puestos, se dedicaron a espiarse entre ellos mismos. “Oiga, es el enemigo, ¿ustedes podían parar la guerra un momento… ustedes piensan avanzar mañana… ¿a qué hora? ¿A las siete? A esa hora estamos todos acostados: ¿Y no podrían avanzar por la tarde, después del fútbol…?”.

Entre la tragedia griega y la comedia de Gila, los espectadores esperaban el capítulo siguiente de la serie de espionaje que se escenificaría con las diversas comparecencias públicas. La comandante Ayuso lanzó algunos obuses contra los miembros de su propia familia política, dijo que eran crueles con ella y con su familia real y que solo pretendían desprestigiarla porque “no saben lo que es gestionar una administración y andan de pasillo en pasillo, sin responsabilidad alguna”.

De pasillo en pasillo, el comandante Egea preparó su andanada de huesos de aceituna para librarse a sí mismo de toda sospecha. Aseguró que nunca metieron un caballo en la sede de la Puerta del Sol, que pidieron a la comandante Ayuso aclaraciones sobre supuestas irregularidades y solo recibieron “ataques, infundios y calumnias, acusaciones gravísimas, casi delictivas contra la dirección del Partido Nacional...". 

Egea sacó a relucir cierta emotividad al asegurar que Casado había apoyado a Ayuso cuando nadie la quería y, ahora que si la quieren, los genoveses han puesto a trabajar a sus servicios jurídicos: “no toleraré ninguna acusación más sobre mi honarabilidad, nunca pude imaginar que se atacara de forma tan cruel e injusta a una dirección del partido que le ha dado todo”.

La culpa es siempre del enemigo pero hay que saber bien quién es el verdadero enemigo, si el fuego amigo o si e fuego amigo es precisamente el fuego enemigo que ataca a la hora de la siesta.

elObservadorDCLM