Entenderse

Más rabia, más consumo. Es una de las conclusiones que expuso la exgerente de Facebook, Frances Haugen, para denunciar que la empresa dirigida por Zuckerberg es consciente de que sus productos “alimentan el odio” pero al final lo que pesa es el interés, ganar más dinero a través de un mayor consumo de su contenido procurando que los usuarios permanezcan más tiempo con los ojos pegados a la pantalla.

Es verdad que en los últimos tiempos se detecta un aumento del interés particular y de la falta de entendimiento en favor del encono o el enfrentamiento abierto, una moda alentada al menos en España por ciertos programas de televisión y, en particular por la oposición política. Se trata de ganar apoyo destruyendo la imagen del contrario, algo bastante sorprendente pero que entra dentro del esquema de acoso y derribo sin apenas lugar para el acuerdo o la suma de esfuerzos para mejorar en este caso la situación de todos los españoles. El espectáculo ha sido mucho más ridículo durante la pandemia con una oposición interesada en que la situación empeorara para culpar de ello al gobierno. Se ha llegado a dar incluso el caso insólito de que dirigentes de la derecha acudan a las instituciones europeas a llevar su odio contra España con el fin de ensuciar también allí la imagen del gobierno, sin calibrar que en realidad ensucian la imagen general de nuestro país. 

El odio vende, no parecía estar de moda el diálogo, el abrazo, la paz, el apoyo, enterrar viejos rencores. En este sentido, el 40 Congreso Federal del PSOE ha sido un ejemplo aunque también se haya producido por interés. Pero es verdad que antes, los socialistas también perdían apoyo de los ciudadanos por su división interna y durante un tiempo no dudaron en evidenciar sus enfrentamientos más allá de las diferencias en la manera de entender los liderazgos.

Ahora, los presidentes de las regiones van a seguir con sus encuentros para tratar de alcanzar un acuerdo sobre el actualmente injusto reparto de los fondos de la financiación autonómica. No es fácil que exista el compromiso de no utilizar políticamente estas reuniones, pero es necesario intentarlo para alcanzar finalmente el acuerdo con el gobierno del Estado. Tampoco es fácil conciliar extremos como primar el apoyo económico a las regiones más pobladas o a las más vaciadas, pero sí puede alcanzarse un acercamiento que beneficie por igual a todos los ciudadanos, vivan donde vivan que es lo que quiere Castilla-La Mancha.

Lo deseable es que termine cuanto antes la moda inducida, interesada y casposa del odio y que las malas maneras sean castigadas por los ciudadanos devolviendo a lugares como los Parlamentos autonómicos o el Congreso de los Diputados la ejemplaridad de templos de la oratoria, el respeto y en encuentro.

elObservadorDCLM