Ni Casado fue al Tajo ni quiso verle la cara a Ayuso

Pablo Casado es ahora mismo tan enemigo de Ayuso como del río Tajo siempre que no sea para enviar agua a Murcia. Cuando el presidente del PP estuvo en Murcia, se reunió con su presidente López Miras y fueron juntos a hacerse fotos en la huerta. Casado aprovechó para defender allí el trasvase y Paco Núñez, el presidente del PP de Castilla-La Mancha, no dijo nada. Núñez no dijo nada porque ahora mismo Casado y Cospedal son su única esperanza para seguir siendo el líder del PP en la región. 

Cuando Casado vino este viernes a Toledo le dijeron los del PSOE que fuera a ver el Tajo con Núñez, el condenado Tajo a su paso por la capital de Castilla-La Mancha, destrozado hace muchos años por el trasvase. Pero ni Paco Núñez, ni Casado se acercaron al río y se limitaron a decir que ambos van a ser los futuros presidentes de España y de Castilla-La Mancha, ya que son los depositarios de un gran legado: Agustín Conde, Suárez Illana y, cómo no, María Dolores de Cospedal. 

Lo fácil, lo auténtico, lo que necesitábamos en Castilla-La Mancha de un futuro presidente es que sencilla pero contundentemente defendiera al Tajo igual que defiende la ecológicamente insostenible agricultura de regadío murciana que ha matado al Tajo y al Mar Menor. Pero no lo hicieron y volvieron a jugar con nosotros: “Hay quien piensa -dijo Casado- que decimos una cosa distinta en Alicante y en Toledo; no intentéis polemizar: queremos agua para todos…”. Pues, querido amigo, ya no hay agua para todos y realmente dices lo mismo en Toledo y el Alicante: que prefieres defender el trasvase porque te interesa más el apoyo y los votos de Levante para luego tratar de engañar a los castellano-manchegos. ¿De verdad has dicho que la solución es embalsar las Danas? Porque eso, señor aspirante a la presidencia de España, es como llenar un vaso de agua con un tsunami. Con una gota fría no hay que embalsar porque nos ahogamos todos, hay que desembalsar para que no se rompan las presas y se produzcan tragedias que luego podéis utilizar contra el Gobierno. ¿De verdad has dicho, Pablo Casado, que no se contamine con las desaladoras? Porque lo que realmente contamina son los vertidos  de la agricultura intensiva que se envía al mar, seis veces más que lo permitido por la Unión Europea.

A Pablo Casado solo le ha faltado decir la verdad, que no le importa destruir al Tajo porque su compromiso está en otra parte y que las desaladoras son una buena opción para no acabar definitivamente con el Tajo. Solo eso.

Sin mirarse a la cara, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también estaba en Toledo. Ella es del otro bando, del de Aznar y Cayetana. En Toledo, Ayuso tampoco se acercó al Tajo, ni quiso encontrarse con Casado que inauguraba la nueva sede del PP. Ni Casado ni Núñez, en el otro bando junto a Cospedal, acudieron después a la presentación del espectáculo de Puy du fou.

Ayuso pidió en Toledo la dimisión del ministro Grande Marlaska por el asunto del homosexual que fingió una agresión homófoba en Madrid. Si ese día hubiera tenido la inspiración de su mentor Miguel Ángel Rodríguez, habría pedido también la dimisión de Casado por el caso del Obispo de Solsona que, después de defender terapias contra la homosexualidad y cargar contra el aborto, abandonó la iglesia debido a su relación con una escritora de novela erótica con connotaciones satánicas.

Lo cierto es que el PP suele lavar en casa su ropa sucia pero su guerra interna debe alcanzar ya cotas satánicas a juzgar por las palabras de Cayetana Álvarez de Toledo que está contra Almeida, en el bando de Aznar: “Todo esto, dijo, forma parte de pequeñísimas e ínfimas batallas de poder interno y las pulsiones más pequeñas de los políticos y los celos y las rivalidades”.

No deben ser pequeñísimas, ni ínfimas a juzgar por lo que ni Casado ni Ayuso quisieron ver en Toledo pero, en todo caso, tampoco son ideológicas porque a día de hoy en el PP solo existe una pugna por el poder, sin mirar al Tajo, sin mirarse a la cara, oponiéndose a todo lo que van resolviendo el Gobierno y la Junta y sin visos ninguno de la autenticidad que requiere una verdadera alternativa.

elObservadorDCLM