Otra ocurrencia de Levante: Madrid y CLM deberían beber el agua de Gredos

Decía el maestro Benedetti que “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. Algo así es lo que ocurre cada día con el trasvase del Tajo al Segura y el egoísmo sin medida de las macro explotaciones agrícolas del Levante español, hasta hace unos días incapaces de ver la realidad del cambio climático, de la falta de agua y de los perjuicios que CLM tiene como consecuencia del uso indiscriminado de los regadíos de levantinos, que han llevado a una situación caótica al caudal del Tajo, de gran preocupación a los castellano-manchegos y de muerte irreversible al Mar Menor.

Por eso, para quienes creíamos que teníamos las respuestas para iniciar una recuperación “digna” del río Tajo, vuelven a especular los regantes del Este con una de sus “aberraciones”. Todo con tal de que no les quiten el trasvase Tajo-Segura.

El Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante trabaja en estos momentos en la elaboración de un informe sobre la evolución de las precipitaciones en las cuencas desde 1980 y los datos son reveladores. En la cabecera del Tajo, donde arranca el trasvase, y desde donde se facilita también agua a Castilla-La Mancha y Madrid, al margen de la reserva de 60 hm3 fijada en el plan del Tajo 2022-2027, la merma de escorrentía entre 1980-2018 (serie corta) ha sido del 15%, once puntos más que en la Sierra Gredos (4%).

Por ello la Universidad de Alicante, recupera una propuesta que ya se hizo en 2015, para solucionar el “supuesto” problema del abastecimiento de agua en Madrid y Castilla-La Mancha, que no es dejar de enviar agua al desierto y producir frutas y hortalizas contra-natura, sino que según el criterio de Gil Olcina, “la solución futura del abastecimiento de Madrid con el agua del Tajo, no se encuentra en la cabecera (de donde Murcia se lleva el agua), sino en el Tajo medio y en concreto en la Sierra de Gredos, donde el río Tiétar y el Alberche inyectan agua al caudal del Tajo”.

A partir de este momento se inicia una concatenación de afirmaciones paranoicas y difíciles de descifrar.

Según este estudio de la Universidad de Alicante, “la cabecera del Tajo (Entrepeñas y Buendía) han mermado, por la falta de lluvias, al menos un 15%, mientras que en el Tajo medio tan solo ha mermado un 4%. Según el catedrático en este descenso del nivel de las aguas no han tenido nada que ver los envíos de agua al campo murciano, sino solo la falta de lluvia.

Así si el suministro de agua a Madrid y a una parte de CLM se puediera ver en la estacada (supuestamente) por culpa del desfalco de agua que se realiza de forma reiterada cada mes con destino al Levante, el Levante no propone recortar el trasvase, sino hacer un nuevo trasvase desde el Tajo medio a la altura de la Sierra de Gredos, para tomar el agua del Tiétar y el Alberche.

El catedrático de la Universidad de Alicante, natural de Lorca (Murcia), reconoce que el trasvase Júcar-Vinalopó “es inviable hoy porque el agua de Cullera no sirve y porque el río se ha ido secando mientras crecían las extracciones de agua a su alrededor en La Mancha” (en este caso no tienen nada que ver las lluvias), y defiende “la continuidad del trasvase porque tiene mucha agua y es perfectamente transferible”.

El catedrático vuelve a entrar en una nueva contradicción cuando admite que “la cabecera del Tajo está en un proceso de sequía que no se produce en el Tajo medio donde hay mucha agua y de calidad excelente”, para después recordar la “incongruencia” de que “se entreguen a Portugal 7.000 hectómetros cúbicos, cuando España solo está obligada a trasvasar 2.500”.

Tal vez no se ha dado cuenta de que España no envía el agua a Portugal, sino que el agua sigue su curso natural y por tanto va a morir al Atlántico pasando ineludiblemente por Portugal.

Tal vez el catedrático no se ha dado cuenta que España no está obligada a “trasvasar” nada a Portugal, porque el recorrido que hace el agua desde los Montes Universales en la Sierra de Albarracín, hasta que llega a Lisboa para desembocar en el Atlántico, tras recorrer 1.007 kilómetros, no lo hace por una infraestructura franquista, casposa, retrógrada y sin sentido, sino que lo hace por su propio cauce natural.

La lógica y el sentido común se pierden cuando el egoísmo y la sinrazón toma posesión de las mentes, por eso, es fácil llegar a la conclusión de que las clases de geografía de este catedrático, deben estar muy alejadas de la realidad, cuando lo que se quiere negar es que un río es un una corriente natural de agua que fluye permanentemente y va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Si esta omisión es “olvido” malo, pero si la omisión es “a conciencia” peor.

Un catedrático con estos errores y estas preferencias que silencia, por desconocimiento o con mala intención, la información buscando algún rédito en ello  no merece ser escuchado y sí habría que escuchar a los usuarios del Tiétar o el Alberche, ríos de los que se pretende trasvasar agua para el suministro de Madrid y de parte de Castilla-La Mancha.  Alicante con tal de regar, es capaz de dejarnos sin agua de beber.

P. Moratilla 

*Antonio Gil Olcina, nacido en Lorca (1942), es catedrático de universidad y ha sido director del Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante y de la revista Investigaciones Geográficas.