Feliz 31 de Mayo: Castilla-La Mancha, un rebaño cerca de la inmunidad

Apenas hemos tenido tiempo para la ternura, para llorar a nuestros muertos, para consolar a sus familias. Apenas hemos tenido tiempo para reflexionar sobre estos largos catorce meses que han dejado en Castilla-La Mancha cerca de seis mil muertos y más de 192 mil contagiados por el coronavirus. 

Hemos debido rearmarnos cada día, aprender a protegernos contra un enemigo invisible que se replegaba en algunos momentos para volver con toda su maléfica carga cada vez que bajábamos la guardia y volvíamos a juntarnos tímidamente para ver a la familia sin abrazarnos, sin besarnos, sin tocarnos. Hemos vivido catorce meses sin saber en que lugar se escondía el virus, en qué momento podríamos contagiarnos y contagiar a otros seres cercanos. Hemos vivido como héroes con mascarilla, en medio de una sensación de miedo constante por nuestra salud, la salud de nuestros hijos, por nuestro futuro incierto.

Igual que ha sucedido en muchas regiones de todo el mundo, muchos negocios de Castilla-La Mancha no han podido resistir las ciudades desiertas, las puertas cerradas, la retracción que nos ha menguado a todos, a algunos más que a otros.

No hablaremos hoy de política pero si agradecemos el esfuerzo de todos los que no han descansado un solo instante para paliar en lo posible las consecuencias que obligaban a aprender cada día, modificar estrategias, hacer frente desde nuestra fragilidad a una amenaza tan cierta como insólita, algo nuevo en nuestra cultura que ha calado hasta lo más profundo de nuestros seres, de nuestras calles, de nuestros hogares.

Es momento de saludar con todo tipo de honores a este ser humano que ha resistido, que ha sido capaz de descubrir el antídoto, que ha caminado temeroso pero que al fin parece que puede levantar otra vez la cabeza para mirar al horizonte.

Este 31 de Mayo, Día de Castilla-La Mancha, nos atrevemos a respirar profundamente, casi con la certeza de que el mal se aleja. 

Adelante, Castilla-La Mancha.

elObservadorDCLM