La movida madrileña y el europeísmo de Barcelona: ¿dónde están?

La movida madrileña parece haberse rendido ante el avance de un populismo inane y poco práctico por su falta de belleza. Barcelona parece haber renunciado a ser nuestra puerta a una Europa que nos mostraba lo más avanzado del mundo. Populismo y nacionalismo están arrasando con la admiración que desde otras comunidades sentíamos por las dos grandes metrópolis.

Madrid y Barcelona ya no son las ciudades que fueron un día, llenas de vida, de cultura, de movida, de sueños… Ya no tenemos en Madrid aquel mar donde se cruzaban todos los caminos ni en Barcelona, el momento en que entraste en la habitación y me quitaste el aliento. El resentimiento ha ocupado el lugar del sosiego, del júbilo y, porqué no decirlo, del amor que conduce al pensamiento creativo. ¿Quiénes son los culpables? 

Existen opiniones aunque no cabe duda que el péndulo se ha instalado ya en el lado de la frivolidad y del odio, dos condimentos que ahuyentan a los creadores de una vida orgásmica que tiene que ver mucho con la felicidad.

Quiénes son los culpables, nos preguntamos. Por extensión, todos aquellos que buscan notoriedad, política o social, alentando el odio, exaltando las diferencias, lanzando ruido contra las ideas y a enfrentando a unos contra los otros o, como se decía durante la movida "comiendo el coco" de los ciudadanos. El gran honor del desmantelamiento del pensamiento creativo lo tienen esos políticos que exaltan de un lado el ombliguismo y el enfrentamiento y de otro egoísmo frente al humanismo.

En vez de brillar con luz propia, las dos capitales se han convertido en pálidas lunas que nos han robado la luz, la paz interior, la trascendencia de lo habitual, la curiosidad, el juego, la vida interior, los pensamientos. Si queremos volver a ver el mar en Madrid y emocionarnos con el himno a los Juegos Olímpicos de Barcelona, tendremos que arrojar al olvido y la insignificancia a quienes están perpetrando esta masacre de la creatividad, la belleza y, desde luego, de la libertad.

Seguro que un día, en Madrid y en Barcelona podremos volver a soñar. Queremos que la movida sea cultural y no el sumidero de odio que siembra Vox. Que no nos quiten el aliento y la belleza para escapar del desaliento que provocan sus triviales intereses antipatrióticos y antiespañoles.

Mientras, cantamos con Alaska en la desaparecida Sala Morasol de Madrid:

“Dónde está nuestro error sin solución 
¿Fuiste tú el culpable o lo fui yo?
Ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme”.

elObservadorDCLM