TELECINCO Y ROCIÍTO: TODO VALE POR LA AUDIENCIA

Telencinco nos esta deleitando en estas últimas semanas con el relato descarnado y millonario de la que fue hija de la más grande. Por una cantidad ingente de dinero, nos esta narrando capítulo a capítulo su vida en entregas, con todo lujo de detalle: asombra la memoria que tiene después de 20 años. 

Huele a venganza y a dinero, con un llanto de rabia y rencor que deja al exmarido sin defensa y a sus hijos a los pies de los caballos.

No me llega la verdad, la miro y me falta algo, una historia sesgada al no contar su parte. No empatizo con una mujer que no ha sabido pasar página y seguir con su vida después de tantos años.

Al oírla veo mi vida y las mismas cosas que relata las pude vivir en mis propias carnes. Los insultos, las faltas de respeto, la infidelidad, los gritos, las mentiras. Mi primer novio me quiso tirar por la ventana, no había motivo aparente pero no me tiró porque no me tocaba morir ese día. 

Luego tuve otro peor que no solo me quiso tirar, sino que puño en alto amenazaba con matarme. Tengo experiencia en el asunto, aunque me hubiera gustado no vivir esos momentos tan duros.

Todo eso que hemos vivido muchas, empezó con una decisión. Con una mala decisión.

Porque él no te insulta el primer día, no. El va poco a poco y te vas dando cuenta de tu elección. Pero decides quedarte, para que no se te rompa el sueño, para no tener que reconocer que te has equivocado o porque eres tan inconsciente que lo dejas pasar.

Mala decisión, te quedaste y de eres tonta pasamos a te voy a matar. Pero sigues con él porque le quieres, o eso te cuentas, porque la verdad es que tienes miedo a quedarte sola.

Él te insulta, pero tu no te callas, tu contestas, insultas más fuerte y más alto que es lo que esta señora no cuenta. Ahí comienza la batalla de dos queriendo tener razón y ahí es cuando se pierde el respeto, donde ya no hay vuelta atrás.

Y entonces le culpas, te maltrata, es un maltratador. Es violento igual que tu, aunque no lo veas. La violencia no es una condición del varón, no es así, aunque muchos movimientos sociales quieran establecerlo. La violencia es una condición del ser humano. Con esto no justifico ningún compartimiento violento, pero la triste realidad es que hombres y mujeres, todos, lo tenemos dentro.

Que hay mucho cafre si, que mujeres mueren a manos de su pareja, también, pero que siempre hay elección, eso seguro.

Descubrir tu propia violencia y reconocerlo es el mayor acto de amor que una mujer puede hacer por si misma. Si todas lo hiciéramos, es posible que dejáramos de victimizarnos y asumiéramos la verdad de lo que todos somos. Y se de lo que hablo. Me costó años darme cuenta de que todo lo que había vivido era un reflejo fiel de lo que yo era.

Es posible que esto hiera susceptibilidades, pero es la pura verdad. A Rociíto se le olvida que es responsable de su vida, de sus decisiones y que su mala decisión la llevó a ponerse en una situación extrema, y eso lo hizo solo ella, le guste o no.

Es más fácil victimizarse y llorar ante la cámara por una cantidad suculenta. Amparada por la cadena que firmó su protección y crucificó al marido de por vida, sin posibilidad de defensa.

Llama la ministra, debates a todas horas, todos opinan, un juicio paralelo, porque los tribunales no le condenaron. El gran circo de la cadena sin escrúpulos que es capaz de por ganar audiencia condenar a cualquiera. 

Si quieres de verdad zanjarlo, no vas a la tele. No pones a tus hijos en esa tesitura, no te comportas de esa manera. Si de verdad quieres pasar página y seguir adelante, se hace de otra manera.

Y créanme se puede hacer de otra manera…doy fe.

Todo por la pasta amigos, todo por la audiencia.

Marta Herrera