Un español bosteza

La noche era especial ya que no se podía salir de fiesta y muchas pequeñas familias se quedaron en sus casas a cenar, a tomar las uvas y a intentar soportar el mediocre espectáculo que ofrecieron todos los canales y en particular la televisión pública. Tenemos un año por delante para reflexionar sobre un problema que seguramente oculte otro de un mayor calado que afecte en general al mundo de nuestra cultura. El actual gobierno tiene mucha tarea por delante. Además de corregir decisiones contra la sanidad o la educación pública y defender a los colectivos más vulnerables, debe impulsar una cultura de calidad porque España, con sus banderas navideñas, vuelve a estar a la cola de la creatividad como ya sucedió tras los largos gobiernos de la derecha adornados de una fachada sin sustancia y de una terrible pobreza intelectual que muchos intentan salvar nutriéndose de creadores de fuera de nuestras fronteras. Ahora lo tenemos más fácil con el acceso a películas y series de canales de pago pero eso no basta cuando las comparamos con las mediocres aportaciones de nuestro país salvo escasas y brillantes excepciones. 

Los genios aislados pueden brillar incluso en la niebla pero hace falta mucho más para sembrar y extender el ánimo creativo a movimientos en forma de ismos que den luz a una época como ya sucedió tantas veces en nuestra historia.

En otros países han descubierto hace tiempo que su cultura es parte importante de su auténtico prestigio y de su producto interior bruto.

Y todo ello sin olvidarnos de nuestras viejas glorias a las que demos cuidar y recordar siempre. La cultura se potencia desde la infancia, en el colegio y en la familia generando valores humanos como la admiración, la técnica, el genio que se siembra en su obra, la libertad creativa y el hedonismo.

elObservadorDCLM