CRÓNICAS DISTÓPICAS, LA VELETA NARANJA, EL ALIADO FIABLE

El sistema los presenta como un socio fiable y son del agrado de algunos barones socialistas, pero los hechos dicen otra cosa: no son fiables en los pactos, que casi nunca respetan, y tampoco le hacen ascos a una foto con la extrema derecha (recuérdese la foto de Colón) ni a cogobernar con su apoyo (Madrid, Andalucía, Murcia) o apoyar sus iniciativas (Ciudadanos fue el único grupo que apoyó la PNL presentada por Vox para que en toda España se estudiara exclusivamente en castellano. Ni el PP apoyó tal esperpento).

Fiarse de quien había dejado en la estacada a Susana Díaz en Andalucía y cuyo criterio básico es asegurarse un ‘puestecito bien remunerado’ es una operación de alto riesgo. Así quedó demostrado en Castilla La Mancha, donde a pesar de la generosidad sin precedentes del socio mayoritario (alcaldías en capitales de provincia para quien nada ganó en las urnas, puestos en la Mesa de las Cortes…), el pacto estalló por los aires a los pocos días y los dirigentes locales de Ciudadanos, con el beneplácito de la dirección regional, hicieron caso omiso de lo acordado y ofrecieron en bandeja al PP las alcaldías de Casas Ibáñez, Villanueva de los Infantes, Villanueva de la Fuente y Viso del Marqués. Tampoco cumplieron lo acordado en Seseña.

Pero los feos para con el aliado son parte consustancial del quehacer diario de Ciudadanos. No hay comparecencia ante los medios en que no acusen a García-Page de todas las plagas bíblicas, mientras ellos, testimoniales en las cortes regionales, se arrogan como propias las acciones del Gobierno regional. Picazo, Ruiz, Muñoz y López han criticado a García-Page por subirse el sueldo un 0’9%, por la gestión de la pandemia, por la gestión de la sanidad, por la gestión de crisis económica, por las ayudas a PYMES y autónomos, por la falta de apoyo a la hostelería, por la gestión turística, por la apertura de los mercadillos, por inaugurar el nuevo Hospital de Toledo… y siempre con un tono extemporáneo propio del peor de los enemigos.

Aun así, en una suerte de Síndrome de Estocolmo, la veleta naranja sigue estando entre las preferencias de dirigentes socialistas que se cuentan con los dedos de una mano y sobra alguno.

Plumaroja 20