Mesa del Agua: un acuerdo histórico

Castilla-La Mancha lleva más de cuarenta años soportando el expolio del agua del Tajo. Cuatro décadas viendo salir impotentes el agua de la cabecera del río desde los embalses de Entrepeñas y Buendía que viaja de forma artificial a través de un acueducto de 292 kilómetros. Su destino es el riego agrícola en tierras de Alicante, Murcia y Almería. Se estima que con una media de 350 hectómetros cúbicos anuales, se han trasvasado unos 14 mil hectómetros cúbicos en 41 años. Durante ese tiempo, tanto los regadíos como la población que riega, bebe del trasvase y lo destina a usos turísticos no ha dejado de crecer mientras que el agua del Tajo no ha dejado de bajar hasta poner en peligro la propia supervivencia del río. Más de dos y medio millones de personas utilizan el agua procedente del trasvase que oficialmente riega, además, a cerca de 150.000 hectáreas de cultivos.

Los embalses de Entrepeñas y Buendía tienen una capacidad de 2.443 hectómetros cúbicos. Según la última medición de este mismo mes, almacenan 598 y no llegan a un 24 por ciento de su capacidad. En este momento hay más agua en las cuencas de Alicante, Murcia y Almería que en toda Castilla-La Mancha.

Durante más de treinta años, Castilla-La Mancha ha protestado contra un trasvase que ha empobrecido y ha visto como se despoblaban los municipios ribereños. En vano, los gobiernos socialistas de la región han elevado sus protestas y han recurrido los trasvases aunque las condiciones hayan cambiado de forma radical. En el argot del trasvase se ha considerado al Tajo “La cuenca excedentaria” y se ha hablado de “los caudales excedentarios” de una “cuenca cedente” que sobre el papel tenía preferencia sobre la receptora.

Pero la verdad es que nunca ha sido así: la cuenca receptora ha maniobrado política y económicamente para llevar la batuta del trasvase, se han ido ampliando los terrenos regables y el Tajo, junto con sus riberas a su paso por la región, se ha ido convirtiendo en una cloaca maloliente como ha sucedido en Toledo.

El documento que se ha alcanzado en la Mesa del Agua como “bien público” elimina el mercadeo, pide la prioridad en las decisiones a la cuenca cedente y da garantía de abastecimiento y depuración en Castilla-La Mancha. 

Se trata de un texto, con un total de 16 puntos, apoyado por PSOE, PP, Ciudadanos e Izquierda Unida, sindicatos, empresarios y numerosas organizaciones en el que los firmantes se comprometerán a defender los intereses de Castilla-La Mancha en materia de agua. Con una sola voz y un mensaje de toda la sociedad a la que se representa. Se firmará en un acto en el Palacio de Fuensalida de Toledo con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

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