Carta abierta a Macarena Olona (Vox)

Macarena Olona, la que fuera abogada del Estado en el País Vasco, cesada por Mariano Rajoy para ser enviada a Mercasa, que fue elegida diputada de Vox por la circunscripción de Granada, a pesar de ser de Alicante, y que fue expulsada de la Diputación Permanente por ocupar los asientos de Ciudadanos y negarse a dejarlos además de no respetar el turno de palabra y faltar al respeto a los miembros presentes en la sala, suele decir muchas cosas con las que se puede discrepar abiertamente, pero esta vez ha dicho unas cuantas que no me queda más remedio que darle la razón y escribirle una CARTA ABIERTA.

Señora Olona, es cierto que este Gobierno “pretende ganar con una ley lo que perdieron en el campo de batalla”, pero tengo que matizarle algo. El Gobierno no perdió nada en el campo de batalla, lo perdimos los españoles. Por esta razón el Gobierno no está solo en este intento de recuperar lo que perdimos en lo que usted llama campo de batalla o no, porque muchos de ellos perdimos a nuestros familiares ,no solo en el campo de batalla sino en una España “en paz” de años posteriores.

El dictador terminó su propia guerra mucho después que los ciudadanos a los que consideraba sus súbditos;  que se vieron soliviantados cuando vivían en un sistema constitucional que usted reivindica tanto hoy, y que debería quemarle la boca cuando habla.

Siguió matando y fusilando, en cárceles y cunetas a todos aquellos que no confesaban con sus ideas fascistas y de esa manera ganó “su” guerra. Inocentes de pensamiento libre que no pudieron disfrutar de sus hijos, de sus nietos, de sus esposas o de sus maridos y que quedaron sepultados por un puñado de tierra en algún rincón de España.  

Nunca pensé que pudiera darle la razón en algo, pero así es: pretendemos ganar con una ley lo que perdimos en “su” campo de batalla”. En un campo de batalla que fue diseñado por esa persona a la que usted tanto admira, el dictador Franco; porque lo que para él y sus seguidores (una pequeña minoría ente la que usted se encuentra) era el campo de batalla, para el resto de los españoles solo eran huertos, eras, caminos, calles o plazas de pequeños y grandes pueblos que vivían con dificultad pero en libertad.

Queremos recuperar lo que perdimos en “su” campo de batalla que no es otra cosa que los restos de nuestros abuelos y abuelas, padres y madres, hermanos y hermanas que perdieron la vida en ese, al que usted llama, campo de batalla, defendiendo la libertad, la constitucionalidad y la legislación vigente.

Queremos recuperar a aquellos a los que se les señaló con sentencias injustas, donde se tipificaron delitos que no lo eran. Queremos recuperar la honradez y valentía de quienes defendieron la libertad y la constitucionalidad que usted hoy enarbola y gracias a la que usted puede hablar alto y claro. Algo que no pudieron hacer los muertos de las cunetas, y que lejos de criticar debería más bien defender.

Usted ha dicho “pretenden reescribir la historia que mis antepasados cerraron con heridas sangrantes con mucha dignidad y sacrificio”. No sé quiénes eran sus antepasados, pero sé perfectamente quienes eran los míos. Los que, con suerte, sufrieron cárcel y campo de concentración, hambre y epidemias, pero también aquellos que no pudieron contarnos la historia porque quedaron sepultados en una fosa común incluso aquellos a los que un día por decisión del dictador se sacó de ella para ser archivados en el Valle de los Caídos, en un coctel de huesos al que ustedes llaman “concordia”.  

Sé quiénes eran los míos porque aquellos que quedaron tuvieron que salir de España y esperar cuarenta años para poderlo contar.

Sé quiénes fueron los míos a los que una sentencia les acuso de rebeldes, porque “su referente”, ese hombre al que tanto admira y pretende emular,  cambió los libros de historia para no contar la verdad; cuando en realidad ellos fueron los rebeldes y mi familia quien defendió el orden constitucional.

Por todo ello estoy conforme con que se pretenda “declarar la nulidad de las condenas impuestas por el dictador”. Una decisión tomada por este Gobierno “social-comunista” como usted dice, pero que a mí me da igual como se llame, porque lo que me queda claro es que al final se hará justicia con aquellos a los que ni siquiera pude conocer, pero gracias a los que hoy puedo escribir estas palabras.  

Señora Olona, tiene usted razón…queremos “ganar” lo que perdimos en ese campo de batalla que el dictador se inventó y que costó la vida a mucho español inocente, pero nunca se olvide que los masacrados también tienen herederos a los que hoy ningún dictador puede tapar la boca.   

P. Moratilla