Illa pone a Castilla La Mancha como ejemplo en el control de los brotes de Covid-19

Castilla La Mancha, por su proximidad a Madrid, fue uno de los territorios más golpeados por la epidemia de Covid-19. Sin embargo, el crecimiento de contagios en España desde que terminó el estado de alarma y se levantaron todas las prohibiciones de movilidad nos ha afectado menos que a otras autonomías. No ocurre así en comunidades como Cataluña, Navarra o el País Vasco, que también sufrieron en marzo y abril altos niveles de contagio y de nuevo vuelven a padecer un aumento importante del número de contagiados.

Con el final del estado de alarma, Castilla-La Mancha apenas han experimentado crecimientos significativos en su tasa de contagios, con pequeños brotes controlados en las provincias de Ciudad Real y Albacete, los últimos en Arroba de los Montes y Herencia. 

En la vecina Madrid han vuelto a dispararse las alarmas en la última semana, con una tasa de contagios de 44’8 casos cada 100.000 habitantes, aunque son muy inferiores a los notificados por Cataluña, que supera los 175 casos. Este crecimiento de los contagios empieza a tener reflejo en las hospitalizaciones que empiezan a experimentar ligeros repuntes, tanto en el número de hospitalizados como en el de ingresados en UCI. Además, el paciente tipo está variando hacia un paciente de menor edad que en la primera oleada.

El diario El País publica hoy un extenso reportaje en el que busca explicar por qué esta segunda oleada está afectando especialmente a Aragón, Cataluña y otras comunidades del norte. Para ello ha consultado al epidemiólogo García-Basteiro, que habla de distintos factores como el uso de la mascarilla y el respeto a las medidas decretadas por los gobiernos autonómicos. El epidemiólogo reconoce también que el origen de los brotes es difícil de prever porque “pueden surgir en una reunión familiar, de un encuentro, de una fiesta, de actividades de ocio…, por lo que lo importante es tener mecanismos de detección y control de estos brotes”.

Por su parte, el ministro de Sanidad expone su receta para controlar los contagios, la llama ‘Las tres emes’: “metros de distancia, manos lavadas y mascarilla”. Illa habla de su experiencia ante el mayor problema sanitario experimentado por nuestro país y saca las siguientes conclusiones: “¿Cómo se para la pandemia? Con confinamiento. Y cuanto más duro sea el confinamiento, antes la paras. He leído en el libro de un amigo que se publicará en los próximos días que la pandemia del siglo XXI se ha combatido con herramientas del siglo XVII, y es verdad. ¿Qué tienes que hacer cuando la has controlado? Pues detectar precozmente, vigilar y hacer seguimiento de los casos”.

El Ministro enfatiza la importancia de la detección precoz y la red de vigilancia y pone a Castilla La Mancha como ejemplo: “Hay comunidades que se afanaron en potenciar su red de vigilancia y seguimiento, como Castilla-La Mancha, que dispuso un equipo de 420 enfermeras de vigilancia epidemiológica, una por cada 5.000 habitantes, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, para hacer un seguimiento a los contagiados y a sus contactos. Otras comunidades mucho más pobladas, como Madrid, no se prepararon igual de bien y hay menos de la mitad de vigilantes que en Castilla-La Mancha para 3,5 veces más población”.