Frivolidad

Hay a quien no le gusta que se compare la pandemia del coronavirus con una guerra. Pero existen similitudes, bandos, agresores y personas que tratan de defenderse para no resultar heridos o no morir en la contienda. Otros han muerto ya, cerca de medio millón de seres humanos en todo el mundo. Nuestra civilización no se había enfrentado antes a una agresión de estas características, un enemigo invisible a quien no se esperaba y al que muchos países abrimos la puerta con absoluta ingenuidad. Éramos novatos en pandemias de este tipo de virus para el que no existen medicamentos, ni vacuna. 

Las personas somos sus soldados porque nos utiliza para multiplicar sus agresiones. Y, al mismo tiempo, somos los únicos que podemos armarnos para intentar pararlo, contactos, higiene, mascarillas, sanidad pública, organización en el frente. Estábamos tan poco preparados para una agresión tan desconocida que fuimos aprendiendo sobre la marcha gracias a los que más sabían de causas y efectos.

Ahora también sabemos que en algunos países como Estados Unidos (121.200 muertos), Brasil (52.600 muertos) o Reino Unido (43.000 muertos) se actuó con más frivolidad: sus presidentes minimizaron el impacto del virus y primaron la economía ante el confinamiento que ha salvado millones de vidas humanas. El virus entró con especial fuerza letal en España. El Gobierno de nuestro país actuó con rapidez y contundencia, trabajó incansablemente para paliar en lo posible la masacre. Esta guerra se ha llevado 28 mil vidas en nuestro país. 

Es verdad lo que ha observado García-Page: los países y los partidos políticos que más han frivolizado con el coronavirus son los mismos que antes lo hicieron con la gravedad del cambio climático y la pobreza. 

Ahora sabemos que existen animales que se suman al bando del virus y utilizan las desgracias para obtener ventaja política. Siempre son los mismos, inhumanos, hipócritas, dicen que son conservadores pero son verdaderos salvajes.

elObservadorDCLM